Capítulo 31
Sentado en el coche de regreso a la Finca Martínez, Hernán se sentía inquieto por el hecho de que Jimena resultara ser la señorita Mendoza, con el rostro sombrío como el frío intenso del invierno.

Al entrar, un suave aroma a orquídeas le golpeó el rostro, él conocía muy bien ese olor.

Era el aroma de Jimena.

Hernán inhaló el dulce aroma en sus fosas nasales mientras regresaba a la habitación.

La habitación seguía así decorada por Jimena, con sábanas y cortinas en un tono azul claro, con un estilo fresco y elegante, impregnado de un suave aroma a orquídeas.

Observando un entorno familiar y extraño al mismo tiempo, recuerdos pasados surgieron en su mente como escenas de una película.

La presencia de Jimena estaba presente por todas partes en la habitación, junto con su aroma.

Después de tres años del matrimonio, ella cuidaba de sus abuelos y padres, manejaba todos los asuntos del hogar de manera ordenada y nunca lo hizo preocuparse mucho por las cosas en casa.

Recordando todo lo que habí
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