Soy una idiota.

"Eso lo tengo que decidir yo". Sigue mirándome con ojos oscuros. Parece ver a través de mi mente. Todas las cosas que debería decir, pero que no digo, él parece haberlas leído todas en mi mente y su expresión se oscurece a cada segundo que pasa. "Vuelve a tus aposentos".

"Juro que no lo hice".

"Y yo te creo. Ahora vete y no te preocupes, porque no serás castigada por un crimen que no cometiste".

"Muchas gracias, Alfa. Gracias". Hago seis millones de reverencias antes de salir del despacho, con la cabeza dándome vueltas porque no tengo ni la menor idea de lo que acaba de pasar ahí dentro. Lo único que sé es que estoy feliz de haber escapado de esto.

Cuando llego a casa, Tessa me recibe con un abrazo.

"Me he enterado de lo que ha pasado. ¿Estás bien?". Se separa del abrazo y me mira preocupada. Sonrío débilmente y asiento con la cabeza.

"Sí, lo estoy". Se me revuelve el estómago. Recuerdo el hambre que tengo.

"Toma. He conseguido sacarte algo de comida a escondida