"Tenía que arreglar unos asuntos de la manada. Me quitó todo el tiempo, por eso no pude volver contigo". Miento suavemente y ella se lo cree.

"Dios mío... espero no estar distrayéndote de tu trabajo. Seguro viniste porque Beta Ronald te llamó para contarte sobre mi llanto de esta mañana. Siento mucho que hayas tenido que dejar tu trabajo para venir a verme". Se lamenta con voz apenada, mirándome fijamente con esos ojos suyos tan tristes. Otra oleada de culpa parte mi corazón en dos, haciéndolo añicos.

Ahora estoy mintiendo y haciéndola sentir culpable por pedirme tiempo.

¡Bien hecho, Reagan!

"No", niego con calma. "No. Claro que no. No me estás molestando. Debería ser yo quien te pidiera disculpas por haberte descuidado. Debería haber vuelto ayer. Lo siento".

"No pasa nada. Lo entiendo totalmente". Su voz es menos que un susurro. Si necesitaba señales para confirmar que esta chica sentada ante mí es Selena, era ésta.

Su naturaleza comprensiva.

Siempre ha sido así.

Hace cinco añ