"Pero lo hice, ¿no?”.

"No inmediatamente”.

"Si no lo hice, significa que lo que estaba haciendo era muy importante.

Siempre me presento tan rápido como puedo cuando me llamas. Así que, por favor, padre, sé razonable”, digo, asegurándome de mantener la voz lo más baja posible.

Desafiarlo así ya es un movimiento peligroso de mi parte. Lo último que quiero es que sienta que intento faltarle el respeto.

Me mira tan fijamente que tengo que suplicar a mi alma que no me deje solo aquí. Finalmente niega con la cabeza y se aclara la garganta.

"¿Aún no encontraste a tu pareja?".

Su pregunta disuelve todos los huesos de mi cuerpo. Soy un montón de carne sin apoyo y muy pronto caeré al suelo.

"Padre cómo…”.

"Si no has…". Me corta. "Deberías elegir una como hizo Alfa Reagan. Eres el Delta de esta manada. Necesitas encontrar una mujer con la que establecerte. Una mujer para traer al mundo a tu heredero. Elige una ahora o yo lo haré por ti”.

"No es necesario que hagas eso".

Rápidamente nie