PUNTO DE VISTA DE ASHANTI

Abro los ojos y, como estoy acostada boca arriba, lo primero que veo es el techo. Mi cabeza se estremece al notar que no me resulta familiar. No es el techo blanco y liso de mi habitación, ni tampoco el techo blanco con candelabro de la habitación de Alfa Reagan. Parece una habitación diferente. Giro la cabeza hacia un lado para hacer inventario de lo que me rodea, pero la cabeza me estalla de dolor como un volcán activo. Siento como si me hubiera pisado un elefante mientras dormía. Hago una mueca de dolor e intento levantar la mano derecha para tocarme la frente, pero me la detiene una cuerda y siento un dolor punzante en el dorso de la mano.

"Ten cuidado de no arrancarte la cánula, Ashanti. Quédate quieta". Me advierte una voz cálida. Dejo de intentar mover el cuerpo y me giro para mirarlo. Siento más dolor en la cabeza y el cuello, pero cuando mis ojos se posan en Alfa Reagan, que está sentado a mi lado, todo ese dolor se disipa por arte de magia y me que