Mi mente deja de funcionar por completo, mientras que sentada en una de las mesas de la cocina, veía a Jonah levantando a ese pequeño animal de pelaje plateado con algunas manchas negras, entre sus manos, sonriendo feliz y acariciándolo.

¿Cómo puede ser ese mi hijo?

—Vamos, deja de mirarlo así —me pide Jonah, notando que estoy en shock—, es súper lindo…

—¿De verdad es Hector? ¿Es él en serio? —pregunto aterrada.

Siendo sincera no le hubiera creído a Jonah, por que mi hijo a penas esta aprendiendo a caminar y hablar, así que no puedo imaginarlo convirtiéndose en… Un lobo. Es un bebé de menos de un año de nacido, ¿Cómo puede estar por ahí corriendo como loco? ¿Cómo puede ponerse de pie como animal si aun no sabe caminar?

—Bueno, huele como Hector —responde Jonah, acercando al pequeño cachorro a su rostro para olfatearlo—, y la cuna de nuestro hijo esta vacía, es obvio que es él.

—¿Pero como pudo convertirse en eso? —pregunto angustiada— No entiendo como él… Puede estar corriendo por ahí