—¿Te arrepientes? ¿Tu amor has desaparecido por completo en solo dos años? —preguntó Andrés, burlonamente.Julia palideció mientras Andrés la apretaba contra las almohadas. —Pues me arrepiento, ya no me gustas.—Vale, ya que no me quieres, te perdonaré aún menos, te obligaré a quedarte a mi lado para siempre para expiar tus pecados. Eso es lo que te torturará el resto de tu vida —repuso, enfadado.—¿No me perdonarás, solo porque mi padre te tendió una trampa? —preguntó Julia, con tristeza.—Sí, así que, no tienes salida. Tendrás que pagar quedándote junto a mí, el resto de tu vida. Tras decir esto, Andrés se marchó de inmediato.Julia se quedó helada; no esperaba que Andrés la odiara tanto.*Al día siguiente, la luz del sol brillaba a través de los grandes ventanales.Julia se despertó, pero su humor no era tan bueno como el tiempo.Le dolía el estómago otra vez, por lo que tuvo que levantarse rápidamente para comer y tomar algo para calmar el dolor. Cuando bajó a la cocina, vio qu
Julia creyó que el comentario de Alicia estaba dirigido a Andrés y le contestó.—Has sufrido durante todos estos años —dijo Andrés, consolando a Alicia.—No me importa —repuso Alicia con una sonrisa, mientras movía el girador de la mesa y alcanzó la ensalada. A continuación, sirvió algunas verduras en el plato de Andrés mientras decía:—Andrés, no puedes seguir saltándote las verduras, esta ensalada sabe bien, ¡pruébala!Andrés miró a Julia, que observaba la escena, inexpresiva, como si no le importara mucho.—Bien —respondió, llevándose un bocado de ensalada a la boca.Julia se rio burlonamente. Ella sabía que Andrés era una persona con un serio trastorno obsesivo-compulsivo. En el pasado, para conseguir que comiera verduras, ella se levantaba temprano para envolverle una ensalada, mientras le decía: —Andrés, cómete antes de irte. Tardé mucho en prepararla. Tiene salmón y está muy sabrosa. —Yo no como comida que otras personas han tocado —respondía Andrés, cada vez, acompañando sus
Julia se quedó helada y fingió no haber oído lo que Alicia acababa de decir. —¿Qué has dicho? —preguntó.—¿No te gusta Andrés? He oído que lo perseguiste locamente y que siempre has estado cerca de él —repuso Alicia, antes de mirar a Andrés, observando sus reacciones. Andrés permaneció inexpresivo.—No —respondió Julia, riendo sarcásticamente.—¿No?Alicia no terminaba de creérselo, dado que había oído muchos rumores sobre ellos en los últimos días.Julia dijo con fingida indiferencia:—Era joven, y solo me gustaba bromear con él —contestó Julia, con fingida indiferencia. En aquel entonces, ella sentía un gran cariño por Andrés y no quería conformarse con solo tener el título de marido y mujer sin ningún sentimiento genuino. A menudo, salía a vagar a propósito, y, luego, llamaba a Andrés para decirle que se había perdido y pedirle que necesitaba que la fuera a buscar. A veces Andrés acudía a su llamada, pero muchas otras no, pero, aunque no fuera, enviaba a su asistente para que la
En realidad, Julia siempre había sido rebelde, pero, gracias su amor por Andrés, se había vuelto dócil y educada. Sin embargo, ahora, había vuelto a ser ella misma.Andrés se rio burlonamente: —Eso solo si puedes encontrar dónde ir. Quiero ver si, sin mi permiso, alguien se atreve a alquilarte una casa.—¿Estás coartando mi libertad? —preguntó Julia, enfadada.—No es conveniente que salgas ahora, quédate en casa —dijo Andrés, con un tono un poco más suave, y añadió—: Espera a la semana que viene, cierra ese estúpido estudio que tienes y preséntate en la secretaría del Grupo Martín para ser mmi secretaria vitalicia. Al oír esto, Julia soltó un bufido. —¿Sabes que estoy estudiando diseño y me pides que sea secretaria? —preguntó con incredulidad.Él sabía claramente que su sueño era ser diseñadora.Sí, cuando había abierto el estudio, no lo había hablado con Andrés, pero eso también había sido porque su teléfono siempre estaba apagado. Emilia le había asegurado que estaba bien que una
—La señorita Gómez fue al estudio —respondió Javier.Andrés frunció los labios y dijo: —¿Han disminuido mucho sus dolores de estómago?—Parece que no hay ningún problema.Después de oír la respuesta de Javier, Andrés bajó la cabeza hacia los documentos que estaba revisando, y guardó silencio.De pronto Javier dijo torpemente: —Señor, la señorita Gómez me pidió que le trajera un documento —dijo Javier, torpemente, mientras le entregaba los papeles que Julia le había dado. —Dime de qué se trata —repuso Andrés, sin levantar la cabeza.—¡Sí! —contestó Javier. Acto seguido, abrió el sobre y leyó «acuerdo de divorcio». Al ver aquello, se quedó helado y no se atrevió a hablar. —¿Por qué te quedas callado? —preguntó Andrés.—Señor Martín, la señorita Gómez quiere divorciarse de usted —dijo Javier, viéndose obligado a continuar—. El motivo del divorcio es —leyó—: «La disfunción sexual del esposo hace que sea incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la esposa».—¿Qué es esto? —pregu
—¡De todos modos, no te quiero! ¡Eres una basura! Julia colgó el teléfono.Andrés miró la pantalla de su teléfono, enfadado.Un minuto después, recibió una gran cantidad de correos electrónicos de su tarjeta de débito. Julia había comprado todo tipo de muebles y los mensajes no dejaban de llegar.Andrés pensó en lo que decía el acuerdo de divorcio y le dijo a Javier:—Ve a investigar si Julia fue hoy a la Mansión Gómez.—¡Entendido! —contestó el ayudante y, acto seguido, salió dispuesto a cumplir con la orden.Momentos después, Javier llamó a Andrés. —Señor Martín, la señorita Gómez sí fue a Mansión Gómez y contrató a unas limpiadoras para que asearan la vivienda —le informó.«Parece que Julia realmente planea mudarse a Mansión Gómez», pensó Andrés y arrugó los papeles del divorcio.Dos años atrás, dado que la empresa de Diego había entrado en crisis, había vendido todo lo que poseía incluido la villa de su propia familia. Más tarde, había sido Julia quien le había suplicado que la
«¿Por qué está aquí?», Julia se sorprendió un poco.Sin embargo, al segundo siguiente, descubrió que Mansión Gómez estaba precintada y que había dos guardaespaldas custodiando la puerta.Julia preguntó enfadada: —¿Por qué selláis mi villa? !Quítate de en medio!Javier dijo: Lo siento señorita Gómez, es orden del Jefe Martín, este chalet le pertenece y ha dado instrucciones de que nadie pueda vivir aquí o será procesado por entrada ilegal en domicilio particular.Al oír las palabras de Javier, Julia se enfadó aún más.De repente, Andrés le espetó: —!Ven aquí!Julia reprimió su ira y se propuso comunicarse con Andrés, así que se subió a su coche.En cuanto entró en el coche, todo su cuerpo fue atraído hacia los brazos de Andrés. Andrés la obligó a sentarse en su regazo, luego Julia sintió un par de manos dentro de su falda.Julia preguntó sorprendida: —Andrés, ¿qué haces?Se preparó para levantarse. Pero Andrés no soltó a Julia y le sujetó la cintura con las manos para mantenerla en
Julia no esperaba que Andrés fuera tan desvergonzado, reprimió su enojo y continuó: —Andrés, después de todo, éramos marido y mujer, nos estamos divorciando. ¿ni siquiera me dejas tener una casa?—¿Te concedí la petición de divorcio?—Dije que quiero el divorcio.Julia hablaba en serio, su marido incluso tenía un hijo ilegítimo fuera, ¿cómo podía tolerar eso?Andrés la miró fríamente, de pronto dijo con burlón: —Todavía quieres montar una escena, ¿verdad? Vale, ya que quieres el divorcio, entonces no hace falta que guarde la Mansión Gómez.Julia palideció y dijo: —¿Qué quieres decir? ¿Quieres vender la villa de mi familia?—¿Es la villa de tu familia o la mío? ¿Quién pagó los 120 millones dólares para comprarla? Ya que te vas a divorciar, para que no tenga que enfadarme cuando la vea, entonces esta villa simplemente debería venderse.Julia se siente cansada y no dijo nada.Andrés vio que no decía nada y pensó que se había echado atrás, diciendo en un tono ligeramente más suave: —Ci