Capítulo 387
—Ella ha sufrido mucho, deberíamos ser más comprensivos con ella.

Al oír esto, Julia se quedó sin palabras. Andrés era indulgente con Cristina por sentirse culpable.

Pero Julia veía a Cristina como alguien peligroso, una bomba de tiempo. No quería tener esa amenaza cerca. Con una risa amarga, dijo: —Bien, sé bueno con ella tú solo. ¡Adiós!

Y se fue, soltándose de su mano.

Andrés frunció el ceño, visiblemente molesto.

Al salir del centro comercial, el frío viento invernal golpeó a Julia, haciéndola sentir sola.

Se ajustó el abrigo y fue a buscar un taxi.

Poco después, ellos también salieron. Cristina se acercó y llamó suavemente: —Julia.

Julia los miró. Andrés estaba allí, su rostro inexpresivo en la noche.

—¿Qué? ¿No van a continuar su cita?—dijo Julia con sarcasmo.

El rostro de Andrés se ensombreció.

Cristina respondió suavemente: —Julia, ¿qué estás diciendo? ¿No confías en nosotros?

—¿Te parece normal que una hermana le pida a su hermano que le compre un anillo de diamantes?—, replic
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