Capítulo 378
Cristina estaba dentro, y Andrés también.

Julia giró suavemente el pomo de la puerta.

Cristina yacía en la cama del hospital. Era muy hermosa, con su largo cabello negro esparcido sobre las sábanas blancas, luciendo pura e inmaculada...

Sus ojos, grandes y brillantes, vieron a Andrés entrar y lo llamaron débilmente: —¿Hermano?

Intentó incorporarse.

Andrés la detuvo, sentándose junto a la cama. —Acabas de salir de cirugía, no te levantes.

—Hermano, por fin me trajiste de vuelta...—dijo Cristina con los ojos enrojecidos, como un conejito herido. —Por favor, no me abandones otra vez...

—No volveré a abandonarte—respondió Andrés, dando palmaditas suaves en su hombro para calmarla.

Cristina sonrió, relajándose. —Qué alegría, ahora podré estar con mi hermano para siempre...

Estaba pálida, se veía tan frágil, rota y hermosa...

Julia, parada en la puerta, sintió una inexplicable inquietud crecer en su pecho.

Decidió que no podía seguir atormentándose así. Sacudió la cabeza, intentando deshacer
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