Capítulo 325
Después de dos semanas de tratamiento, Diego estaba casi recuperado, aunque la enfermedad aún era contagiosa y necesitaba quedarse en el hospital unos días más.

—Me alegro—dijo Julia, satisfecha de ver a su padre frente a ella. Puso su mano contra el cristal, junto a la de su padre. —Papá, ¿te duele algo más?

—Estoy casi bien, solo siento la garganta un poco irritada y tengo algo de tos.

—Entonces, papá, no te quedes de pie. Siéntate, por favor—, le pidió Julia.

Diego se sentó sonriendo. —Julia, ¿cómo has estado? ¿Alguien te ha molestado? Andrés... ¿Sigue teniendo aventuras?

Al oír esto, Julia recordó la primera vez que fue a la cárcel y le contó a su padre que Andrés le había sido infiel.

Diego dijo: —Cuando me recupere, nos iremos al extranjero. Viviremos fuera y no volveremos.

Julia se quedó perpleja, sin saber cómo explicarle a su padre. Se rascó la cabeza y dijo: —Papá, ya no pienso divorciarme.

—¿Por qué? El mes pasado me dijiste que te había engañado—respondió Diego confundido.

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