Capítulo 313
Al oír esto, Julia sintió pena por él.

Con razón últimamente siempre lo veía tan cansado. Nubesena estaba muy lejos de Sinata, el viaje de ida y vuelta tomaba más de diez horas en coche, realmente agotador.

Le cubrió a Andrés con una manta ligera.

Pronto llegaron a Bierzo.

Rodrigo y Felipe bajaron primero.

Julia despertó a Andrés. —Ya llegamos a casa.

Andrés abrió los ojos enrojecidos. Al ver que era Julia, la alerta en su mirada se disipó, volviéndose clara. —¿Ya cerraron el puesto?

Recién despierto, su voz tenía un tono ronco y perezoso.

Julia asintió. —Sí, ya son más de las nueve. Llegamos a casa. Si estás cansado, ve arriba a ducharte y a dormir.

—Estoy bien—, se incorporó y notó la manta. —¿Me la pusiste tú?

—Sí.

Normalmente era él quien la arropaba. Julia sonrió y sacó el turrón. —Amor, esto es para ti. ¡Feliz Nochebuena!

Le gustaba llamarlo —Amor.

Era cariñoso.

Un apelativo íntimo que solo usaba con él.

Aparte de él, nunca llamaría —Amor— a nadie más.

Andrés miró el turrón en su
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