Capítulo 278
—De verdad no puedo tomarlo, sabe como sangre—dijo Julia. El color también se parecía a la sangre, lo que lo hacía muy desagradable.

Andrés respondió con voz grave: —Si no lo tomas, seguirás mareándote. ¿Sabes cuánta sangre perdiste en el accidente? Casi dos litros, por eso estuviste inconsciente tres días.

Julia frunció el ceño. —Pero realmente no puedo beberlo.

—Tienes que hacerlo, — insistió él.

Sin otra opción, Julia se lo tomó con dificultad. Al terminar, su garganta ardía y buscó agua.

Andrés le acercó un vaso a los labios y la ayudó a beber. Luego la abrazó y le frotó la espalda con ternura.

Julia se quedó en sus brazos, sintiendo una extraña opresión en el pecho.

Sus acciones eran tiernas, pero su mente estaba llena de preguntas sobre él y su padre. ¿Por qué había enviado a su padre a prisión? ¿Qué problemas había entre ellos?

Durante la cena, Julia ya había intentado sondearle una vez, pero Andrés no dijo nada y ella no se atrevió a insistir.

Con el corazón dolido, lloró en si
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