Capítulo 102
Julia, recordando todo, sintió un estallido de odio y aún quería golpearlo, pero Andrés la detuvo.

—Ya está, no ensucies tus manos—dijo él mientras arrojaba a Jairo, completamente ensangrentado, a los pies de Javier. —Te encargo el asunto—dijo.

—Entendido—respondió Javier.

Julia fue levantada en brazos.

Después de un segundo de aturdimiento, se quedó allí, inmóvil, mirando hacia atrás mientras Javier y dos guardias se acercaban para golpear a Jairo sin piedad.

Alicia, por su parte, permaneció en un rincón, su mirada fría.

La poca lucidez que le quedaba a Julia la hizo recordar algo: el camarero que había entregado la botella de vino mencionó que era un regalo de una señorita. ¿Había sido Alicia quien la atrapó en esta trampa?

—Anda, no mires—Andrés volvió su cabeza hacia él, impidiéndole ver más.

Julia apartó la mirada, sus ojos vidriosos, y lo miró como si lo estuviera viendo por primera vez.

Nunca hubiera esperado que él tuviera esta faceta tan despiadada.

No es de extrañar que papá
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