Me despierto, aún esposada a la cama. Es la tercera vez que me despierto y cada vez estoy más débil.

Sólo he oído de Artemis una sola vez. Me dijo que Eli nos está llenando de su veneno cada vez que nos marca. Al parecer, espera que aunque no tenga 18 años, con suficiente veneno, pueda forzar el vínculo de pareja en mí. Hasta ahora, no ha funcionado. Pero eso es principalmente porque Artemis está ahorrando su fuerza para quemar el veneno cada vez que intenta marcarnos.

Hago inventario de mi entorno. Estoy en otra camisa. Hay una botella de agua y un plato de comida en la mesa a mi lado. Mi estómago refunfuña. No he comido mucho, pero necesito más el agua.

Me duelen los hombros de estar así una semana o más. Me doy la vuelta y me empujo hacia el cabecero de la cama para intentar mover los hombros.

Por fin consigo sentarme y liberar los hombros de la tensión de haber estado tanto tiempo sobre la cabeza. El dolor es tan fuerte que parece que no tengo fuerza en los brazos. Intento alc