“Olivia, qué bien ha quedado todo. ¿Necesitas algo de mí?”, pregunto mirando a mi alrededor. “Todo se ve tan ordenado”.

“Luna, ¿podemos hablar un minuto en privado?”.

“Por supuesto”. Busco un lugar para que hablemos en privado y Olivia me cuenta su preocupación por los niños pequeños que trabajan en la cocina y limpian la casa de la manada. Le pido que me dé una lista con los horarios, información de quiénes son sus padres, etc. Me dice que me la tendrá para mañana.

Cuando terminamos, me dirijo al refugio para ver el estado de la limpieza y el aprovisionamiento. De camino, me detiene otro miembro de la manada, y así transcurre mi tarde. Uno tras otro, los miembros de la manada se acercan a mí, hablándome sobre los problemas que tienen o las preocupaciones de la manada.

Estoy terminando otra conversación cuando Liam me encuentra. “Angela, ¿todo bien?”, me pregunta, mirando a la loba con la que estoy hablando.

“Sí, excepto que necesito una oficina, o algún lugar donde pueda reunir