Cuando traspasé la puerta del apartamento estaba tan enfadado que cerré de un portazo, sin pensar en que esa era realmente la casa de Carl, o al menos de su empresa.
- ¿¡ROSE¡!
Estaba poseído por la furia, por lo que comencé a caminar de un lado a otro hasta que mi compañera apareció, venía del dormitorio, con la cara pálida, y mirándome asustada.
- ¿Me estabas buscando?
- SI.
- Pues aquí me tienes.
- Quiero que me expliques que le dijiste a Danisa el otro día.
- No sé a que te refieres.
- Ella estuvo aquí, ¿verdad? Habíamos quedado, y como no la fui a recoger, debió de venir.
- Es posible, si, puede que viniera, no me acuerdo bien.
Me acerqué a menos de diez centímetros de su cara, la sujeté por los brazos, y aunque sabía que le estaba dejando marcas
SIETE MESES DESPUÉS- ¿Dani? ¿Vamos a correr?La voz de Emerald zumbó en mi cabeza como si de una avispa se tratara, abrí los ojos, miré al despertador colocado sobre la mesilla de noche, y vi que eran solo las cinco de la mañana.- ¿Emerald? ¿Te has vuelto loca?- No, pero el bebé me ha despertado, le he dado el pecho, y ahora no puedo volver a dormirme, vaaaaaaamos, necesito ejercitarme, ya sabes que Denzel es muy protector, no me ha dejado salir casi nada, y me siento fatal sin hacer ejercicio.- Venga, vale, pero correremos hasta el lago y ya está, sabes que sin un buen desayuno no tengo fuerzas para nada más.Me vestí con unas mallas y una camisa vieja que había en el fondo de mi armario, y seguí a Emerald escaleras abajo, con los ojos aún a medio abrir. Llevaba ya seis meses en la vieja casa de la
Después de varias horas en la cocina, hirviendo ollas con agua caliente, y estilizando material médico, mi cabello estaba abultado, y mis manos enrojecidas de cargar con las cazuelas. Aunque gracias a esta ocupación, apenas he tenido tiempo para pensar que he caído en las garras de Michael como una tonta, y que llevo meses soñando con él, y con que aparece por sorpresa con un inmenso ramo de flores para pedirme perdón.Estoy preparando una nueva remesa de instrumentos médicos esterilizados, cuando veo a mérale entrar en la cocina. Me sorprende, la verdad, porque pensaba que estaría con los bebés, pues con el revuelo que hay hoy en la casa, deben de estar muy inquietos.- Danisa.- me susurra muy bajito.- Dime, Em.- Necesito que me acompañes.- No puedo, estoy ocupada, y además me estoy escondiendo de la compañera de Michael.- Danisa,seguro que
Dos semanas después, Danisa estaba preocupada, intranquila e inquieta. Sabía que su amiga Emerald y su Alfa estaban arriesgando mucho al tenerla allí alojada, pues toda la familia de Rose había acudido para hacerle compañía. Ella se había mantenido escondida, pero dos semanas más tarde comenzaba a estar harta de tener que esconderse en su propia casa.Rose seguía hospitalizada por las lesiones sufridas durante el accidente, y sus padres la colmaban de atenciones, culpando de todo a Michael, que era quien conducía cuando se produjo el siniestro. No habían sido informados sobre la dudosa paternidad del hombre que yacía inerte a pocos metros de su hija, pero todo el mundo actuaba de forma extraña en su presencia.Tras la operación, el pequeño Anaim, como lo había bautizado su madre, crecía sin problemas, au
Me desperté después de tres semanas en coma, aunque yo en ese momento no lo sabía, y allí a mi lado estaba Alfa Denzel, mi fiel amigo.- Michael, me alegro mucho de verte despierto, durante algunos días, pensé que no volvería a verte así.- ¿Qué ha sucedido? No recuerdo nada, ¿estoy en la enfermería?Alfa Denzel me contó que uno de sus guardias escuchó un fuerte impacto, y que cuando se desplazaron hasta el lugar, encontraron nuestro coche empotrado contra un árbol, yo ni siquiera recordaba porqué habíamos salido a esa hora de la noche, o porqué motivo había decidido hacer un viaje con mi compañera embarazada, a punto de dar a luz.Después de que nos encontraran, nos evacuaron al hospital de la casa de la manada, y allí nos trataron; en mi caso, solo necesitaron estabilizar mis constantes, pues hab&iacut
Volver a París fue un alivio para Danisa. Lejos de la asfixiante situación de la manada, se sentía libre. Echaba de menos a Emerald y a los niños, por supuesto, porque Emerald era su mejor amiga, y el lazo que las unía era inquebrantable, pero aún así, sentía que su cuerpo se había oxigenado al regresar a la ciudad de sus sueños.El hecho de vivir en medio de la ciudad era un problema, pues ya no podía convertirse como solía hacer cuando vivía en medio del bosque, pero no le importaba demasiado, y de hecho, aprovechaba los fines de semana para ir al bosque, y alejarse de la civilización.Aún así, y a pesar de que su cabeza no dejaba de dar vueltas al hecho de que Michael había vuelto a romperle el corazón; le gustaba su nueva vida. En su oficina todos se habían alegrado de volver a verla, tanto es así, que el primer día de s
El vuelo que me devolvió a Paris duró una eternidad, al menos eso es lo que pensé durante cada maldito minuto de aquel viaje. Miré el reloj al menos dos veces en cada hora, hasta que el hombre que se sentaba en la ventanilla del avión comenzó a mirarme con cara de sospecha, no tengo claro lo que creía, pero su mirada hostil y sus continuos bufidos al girar la cabeza en mi dirección fueron suficientes para disuadirme de seguir mirando la hora.Necesitaba encontrar a Danisa, quería explicarle aquel horrible malentendido, estaba ansioso por decirle que la quería, que la amaba con todo mi corazón, y que acababa de repudiar a Rose.No es que me sintiera orgulloso de lo que había hecho, la verdad, yo sabía perfectamente que repudiar a una compañera equivale a dejarla sin manada; y aunque en este caso su padre la protegía, y a punto estuvo de partirme la cara cuando dije q
La cena en la sala privada de Alexia fue espléndida, ostras, toscas de vaciar, y mucho champán; a la segunda copa que Danisa dejó vacía sobre la mesa, sintió como las burbujas de la alegre bebida le recorrían la garganta, y una brevísima sensación de euforia le recorrió el cuerpo. Estaba un poco achispada, y la sensación le gustaba, le encantaba sentirse joven y despreocupada, alejar la imagen sempiterna de Michael.- Danisa, querida.-comenzó a decir Alexia.- ¿qué te parece si pasamos a la sala común?- Una excelente idea, me alegro mucho de que me convencieras de venir hasta aquí.- Yo, en cambio, no estoy segura, ¿te encuentras bien? Has cenado muy poco, y has bebido el champán muy rápido.- Estoy muy bien gracias.- Bueno, va
Vi como Danisa echaba a correr, y me arrepentí casi inmediatamente de mis acciones; acababa de golpear a un hombre, y todo por el inmenso arrebato de celos que me arrasó el cuerpo. Sé que no estuvo bien, nunca debí haber hecho algo así, pero verlo allí, sosteniéndole la mirada, deseándola, y ella correspondiendo a sus atenciones me cegó.Me sentía sumamente cansado por el largo vuelo, y lo último que necesitaba ahora era que me echaran de este club, pero ya no podía hacer nada para revertir lo sucedido. Ni siquiera sé porqué vine aquí, fue como si mi instinto me gritara que volviera a este lugar. De algún modo mi corazón sabía que Danisa estaba aquí, y supongo que por eso me guió a este lugar.Me echaron muy elegantemente, escoltado por dos enormes porteros, que me agarraron de los brazos, y me sacaron, junto con mi ropa, a un coch