Antonio Ramos
Antonio RamosElla ha abierto la boca varias veces pero la cierra, sé que quiere quizas hacer preguntas o darme advertencias.—¿Por qué fuiste a mi empresa? —Pregunta mirandome, esperando respuesta.—No tenía ni idea de que fuese tuya. Un amigo me la recomendó para un préstamo que necesito. He quedado en la ruina —digo deteniendome en el semáforo.—Oh. ¿Puedo saber como y por qué?—Caí en una trampa con mi expareja y un examigo. Ahora estoy aquí en New York buscando la manera de salir adelante.—Que mal —dice haciendo mala cara.—Muy mal —digo y arranco. Ella utiliza su teléfono.Llegamos al colegio, ella saluda al seguridad escolar y le muestra su carnet de madre de un alumno y dice que voy con ella y nos dejan p
Antonio Ramos—Vayamos almorzar algo, mientras llega la hora de salida de Nico—dice caminando hasta la salida del colegio.Entre mis planes estaban quedarme aquí o en el parque de la esquina hasta la hora de salida, ya que no me puedo dar el lujos de gastar dinero en taxis y/o costosos restaurantes, no por el momento. Como si mis pensamientos estuviesen plasmados en mi frente ella habla...—Yo invito, descuida—dice abriendo puerta del auto.—Luego te lo pago—digo abriendo la puerta del copiloto. Me conviene irme con ella, Así luego puedo pasar con su carnet.Ella pone el vehículo en marcha y es imposible no mirarla, no luce como la Sarah de hace años que conocí en España. Esta luce más hermosa, madura y empoderada, nunca dudé de que podría llegar lejos y ser mejor persona.Tengo tantas dud
Antonio Ramos—¡Jesús Santísimo! —dice una señora de unos 40 años mientras va saliendo de la cocina.—Perdón, no quería asustarla—digo levantando mis manos en son de paz.—Es usted el señor Antonio, el padre de Nico—dice muy sonriente.—Así—digo extendiendo mi mano.—Un placer, soy Marie—dice tomando mi mano.—El placer es mío—digo soltando su mano.—La señora ya está a la mesa —dice señalando el pasillo.—Gracias Marie —digo yéndome por donde me señaló.Luego de que cenáramos Nico me pidió que le leyera un cuento y me quedara con él hasta que se durmiera. Salgo de la habitación cerrando la puerta despacio. Esta experiencia la guardar&
Sarah BodremonUna vez más me entrego a Antonio, pero esta vez soy consciente de lo que voy hacer o ya estoy haciendo. Esta vez siento algo cercano al amor por así decirlo. Pero no se lo haré saber. Mientras me desnudaba despacio pude percibir sus manos temblorosas pero sus ojos mostraban una hambre increíble.Me mira unos segundos y luego besa mi frente dejando sus labios ahí como si pensara en abandonar lo que ya empezó. Empieza a dejar besos por toda mi cara hasta detenerse en mis labios, sus ojos están cerrados y hago lo mismo. Sus manos sostienen mi nuca y empieza a besarme con tal delicadeza que ni me lo creo para como fue nuestro encuentro en tiempos pasados.Estaba tan centrada en el beso que no me había dado cuenta que sus manos habían abandona mi nuca para recorrer todo mi cuerpo. Jadeo cuando una de sus manos golpea mi trasero y la otra se dirige a mi parte más intima. Su boca con movimientos que se van torn
Narrador omniscienteSarah baja a desayunar encontrándose con Antonio y Nico en la mesa esperando por ella. Mira a Antonio y trata de no recordar lo que pasó en la cocina la noche anterior.—Mamá mira, papá me duchó y me vistió —dice llamando la atención de su madre.—Wow, estás muy bien arreglado mi amor —dice besando la frente de su hijo —Buenos días, Antonio —dice dándole una mirada rápida. Se sienta y empieza a servirse sin ni siquiera volver a mirarlo. Quiere hacer como si lo de anoche no pasó, pero ambos saben que si, al igual que sus pieles que están marcadas con arañazos y chupetones.Antonio recuerda todo, cada segundo. Cada toque, cada beso, cada orgasmo... todo.Luego de dejar a Nico en el colegio, siguieron el camino hasta la oficina, donde hablaran de lo que realmente trajo a Antonio hasta la empresa de Sarah. Aunque sabe más o menos que quiere de el
Sarah BodremonMiro mi melena una vez más en el espejo y no se ve nada mal aunque me lo haya planchado yo misma. Estoy hermosa y eso me agrada. Ni se para que me arreglé tanto si solo me ha invitado a tomar una copa a un bar, para hablar sobre el contrato. Pero nunca está demás lucir hermosa.Camino hasta mi mesita, tomo mi celular y me saco Una foto para enviársela a mi mejor amiga ysabel.Llevo unos pantalones blancos pegados al cuerpo, un top rojo muy bonito, unos tacones negros y mi bolso de mano negro. Al bar que vamos es algo fino, he ido y la última vez que fui, estaba vestida fuera de lugar, hoy no será así.Llevo mi cabello en una cola alta con algunos flecos rebeldes y un maquillaje suave pero lindo.Salgo y me encuentro a Antonio justo saliendo de la habitación.—Ya e
Antonio RamosLa miro con la respiración acelerada, ella está igual o peor que yo.—Si, detente —respira profundo —Vamos a un hotel o un lugar más seguro.—Vamos —digo sonriendo y conduciendo hasta encontrar un hotel.Sostengo su mano mientras conduzco y ella no deja de mirarlas entrelazadas, se muerde los labios y vuelve a mirar por la ventanilla.Llegamos a un hotel y me estaciono en el parqueo subterráneo. Le abro la puerta del auto y salimos hasta la habitación más cercana al parqueo.—Jamás había entrado a uno de estos —dice ella mirando el lugar.—No está tan mal —digo acercándome a ella.—No —se gira acercándose aún más a mi.Tomo su rostro entre mis manos, la acerco al mio y beso sus labios con suavidad. Mi pulso se va acelerando con el pasar de los segundos. Ella une aún más nuestros labios y nos besamos con más intensidad. Nos empezamos a desnudar sin cuidado. La desnudo por completo ante mi y me saco los pantalones después de los zapatos. La dejo en la cama y subo sobre e
Sarah Bodremon ¿Algunas vez haz pedido una señal hasta más no poder? ¿Hasta sentir que ya hartas a Dios? Pues yo si.Llevo 1 mes pidiéndole a Dios una señal, para ir detrás de Antonio, pero lo estoy pensando. No quiero fracasar, pero si no lo intento, no sabría que podría pasar.Este tiempo lejos de él, me ha hecho abrir los ojos y darme cuenta, que lo quiero cerca. No solo me atrae, me gusta. Sin contar, que Nico llora por él todos los días.Solo estoy a 9 horas y medias de Madrid, es mucho en realidad, pero no puedo esperar un día más. No quiero llamar a Isabel, porque aún está en su merecida luna de miel, por 2 meses más.Saco mi celular para llamar a Marie, después de tres tonos contesta.—Si diga —dice y escucho a Nico de fondo.—Prepare su maleta y la de Nico, hoy en la noche nos vamos a España por unos días —digo mirando la foto de mi hijo en el escritorio.—Ya sabía yo que iríamos a buscar al papasito de Antonio —dice riendo.—No vamos a eso, adiós Marie —digo riendo.Cuelgo