Danika y Sally no se percataron de las miradas que los habitantes del pueblo les dirigían mientras se dirigían a la casa de Baski.

Como de costumbre, ellas estaban en su propio mundo. Danika sostuvo a Sally mientras caminaba la mayor parte del tiempo porque ella todavía se estaba recuperando. Ella se quedaba sin aliento fácilmente cuando caminaba demasiado.

Ellas descansaban de vez en cuando. En algún momento, Danika le comenzó a instar a Sally a que se pusiera en su espalda, para que la llevara a cuestas.

"Nunca". Sally era inflexible mientras se negaba. Ni siquiera la escucharía.

"Sally. No quiero que te lastimes más por....".

"Estaré bien, mi princesa. No puedo subirme a tu espalda, eres mi princesa y yo...". Ella se veía tan horrorizada que sacudió la cabeza. "... Eso nunca va a suceder".

Danika miró fijamente la obstinada inclinación de su barbilla y respiró hondo. "Ahora eres mi mejor amiga, Sally. No eres una sirvienta y yo no soy una princesa. Somos esclavas y las mejores