Capítulo 38
—¿Alguna vez te importó lo que me gustaba? —preguntó Marisela mirándolo de reojo, sin expresión.

Lorenzo se quedó mudo al instante, con una expresión paralizada.

Marisela regresó a la pequeña habitación de invitados, dejando al hombre inmóvil, con una mirada absorta que reflejaba arrepentimiento y culpa.

Como él había regresado temprano, Marisela se preparó para ir a comprar los ingredientes.

—¿Adónde vas? —preguntó Lorenzo al ver que apenas había llegado y ella ya se marchaba.

—Al supermercado —respondió Marisela con voz indiferente.

Antes, Lorenzo nunca preguntaba ni casi hablaba con ella. Hoy, por alguna razón, estaba inusualmente conversador.

Tras obtener la respuesta y ver la bolsa de tela que llevaba en la mano, por algún impulso inexplicable, Lorenzo también se puso los zapatos y la siguió en silencio.

Al oír los pasos detrás de ella, Marisela no se volvió. Juntos llegaron al ascensor y ella pensó que él iba a salir a algún lado, hasta que lo vio seguirla dentro del supermercado
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