Capítulo 458
En medio del caos, Gabriel y Andrés luchaban como dos bestias.

Aunque Andrés tenía entrenamiento profesional, Gabriel, en su estado descontrolado, era una fuerza bruta, casi imparable. La tierra salpicaba y las ramas se rompían mientras los golpes resonaban con fuerza en el aire.

A lo lejos, en el auto negro estacionado en las sombras, Isabella y Viviana observaban con sorpresa la escena que se desarrollaba en el jardín.

—¡¿Por qué no me dijiste que Lorenzo también estaba aquí?! —la voz de Isabella estaba cargada de frustración. Su rostro reflejaba una mezcla de rabia y sorpresa.

Viviana tampoco esperaba que las cosas salieran tan mal.

—¡No invitó a Lorenzo! ¡No sé cómo ni cuándo llegó! —respondió, visiblemente nerviosa.

—¡Con Lorenzo aquí, esa maldita perra se salvó de nuevo! —Isabella murmuró entre dientes, claramente furiosa.

En el jardín, Lorenzo levantó a Celeste en brazos y la colocó suavemente sobre la mesa de piedra. Su rostro estaba pálido y asustado. Lorenzo, tratando de oc
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