Me desmoronaba al ver cada lágrima brotar de sus ojos, el brillo apagado en ellos, todo por mi culpa. Cada palabra suya agrietaba mi corazón. ¿Es malo ser un poco egoísta para mantenerla a mi lado? Solo quiero que no me abandone, la amo, y ese amor me impide dejarla ir, aunque otros digan que debería hacerlo. Ese es mi problema, no puedo.—Si estoy contigo, Sandra, lo estoy ahora.Sostenía su rostro entre mis manos, sus lágrimas resbalaban por sus mejillas calientes, me duele, me rompe, siento que se corta la respiración. Odio verla llorar, odio su falta de sonrisa, pero también temo que me odie.—No quiero seguir, Eduardo, basta —me pidió, intentando apartar mis manos, pero no lo permití acercándome más a ella. Solo quería estar con Sandra, sentirla y abrazarla esta noche, ¿era mucho pedir?.—No me hagas esto, Sandra —le dije, limpiando sus mejillas húmedas—. Quédate conmigo, por favor.—Eduardo...—Eduard, dime Eduard, me gusta cuando lo haces.Dejó de llorar, sus ojos me miraban con
* * * **Sandra**Me desperté somnolienta, frotándome los ojos con pereza; deseaba seguir durmiendo, pero debía ir al trabajo.Al mirar a un lado de la cama, noté que estaba vacía, Eduard no estaba presente. Inicialmente, pensé que se había ido temprano, pero al ver su camisa y saco en el pie de la cama, me di cuenta de que seguía en el apartamento.Anoche compartió la velada conmigo de una manera inusualmente gentil y dulce, algo poco común en él. Aunque sea efímero, me hizo sentir bien. Mis emociones se desbordaron y no pude contenerme al expresarle mi amor, demostrándoselo incluso cuando anhelaba su compañía. A pesar de mi vulnerabilidad al llorar frente a Eduard, cada palabra provino sinceramente de lo más profundo de mi corazón.Me levanté de la cama envuelta en la cobija, buscando algo entre los cajones. Extrañamente, no encontré las pastillas anticonceptivas que tomo diariamente sin falta. No recordaba si las había agotado o simplemente olvidé comprar más. Continué la búsqueda s
**Sandra**Creo que, en mi experiencia, los momentos de felicidad son efímeros, como el que viví hace aproximadamente una hora con Eduard. En ese momento, compartíamos una intimidad que ambos extrañábamos, pero ahora todo parece desvanecerse como la espuma.Lo menciono porque, en este preciso instante, veo a Eduard llegar a la empresa con Megan, ella tomada de su brazo y sonriendo de manera aparente, mostrando simpatía cuando en realidad parece ser totalmente apática. Eduard, por su parte, con el rostro inexpresivo como siempre. Es entonces cuando me doy cuenta de que mientras más intento aferrarme a él, más sufro, y comprendo que nuestra conexión es simplemente efímera.La mirada de Megan y la mía se cruzaron brevemente, y pude percibir una sonrisa maliciosa que no logré entender hasta que la vi besar a Eduard frente a todos, desencadenando murmullos entre los presentes. Él no le correspondió, al contrario, fue una unión de labios bastante corta, ni siquiera puedo decir que duró dos s
* * *La noche se desplegó en su oscuridad, marcando el final de una extenuante jornada laboral. Últimamente, experimento una fatiga más pronunciada de lo habitual.Después de trasladar los últimos archivos a la bodega y recoger mis pertenencias del escritorio, noté que Eduard y Megan ya habían abandonado la oficina. Ella ha estado acompañándolo prácticamente todo el día, saliendo solo por breves momentos. Incluso al entregarle algún reporte, parecía estar pegada a él como una sombra.Hoy fue otro día infernal, especialmente cuando presencié cómo ella lo besó apenas llegamos a la oficina. Esa imagen me ha atormentado durante todo el agotador día, afectando mi concentración de manera significativa.Al despedirme de mis compañeras en el estacionamiento, observé a sus novios que claramente las valoran. Aunque me ofrecen llevarme, siempre rechazo la oferta. Ser la tercera rueda sería incómodo, prefiero enfrentar sola esta vida aparentemente patética....Caminaba hacia la salida del estaci
Han pasado unas semanas desde que Eduard me contó todo sobre su unión con Megan, y puedo decir que nuestra relación ha mejorado mucho, ya no somos distantes, él es mucho más cariñoso de que de costumbre, al parecer todo volvió a ser como era antes, excepto ese pequeño detalle, el compromiso que tiene que con Megan, que aún sigue en pie. Me dijo que le diera tiempo, y he esperado con paciencia, me siento ansiosa, y muy feliz de que estemos juntos como antes. Pero hay algo que no me tiene bien, o me preocupa, y es que últimamente me he sentido extraña, además de eso, mi periodo está retrasado. Hace unos días atrás, pensé que se me habían acabado las pastillas y que se me había olvidado comprarlas, pero cuando saqué la basura, me di cuenta que ahí estaban mis pastillas. No recuerdo haberlas tirado, sé que últimamente he tenido mi cabeza ocupada, pero no como para no darme cuenta que tiré algo tan importante. ¿Y si fue Eduard? Pero no tendría por qué hacerlo, ¿Acaso quiere tener un be
~A la mañana siguiente~Con todos los nervios de punta estoy caminado por los pasillos de la empresa, recién llego, y estoy lista para decirle a Eduard sobre mí embarazo, ni siquiera pude dormir bien anoche pensando en cómo se lo diría. Primeramente fui a mi puesto de trabajo, las chicas ya habían llegado, siempre llegan primero que yo. Las saludé, y me ubiqué en mi lugar. Dentro de poco Eduard llegó con Megan, como siempre, esa mujer nunca se le despega de encima, será más difícil decirle la noticia si ella está en medio. Eduard me miró de reojo antes de entrar a su oficina, de seguro me extrañó anoche así como yo lo extrañé, me siento tan sola cuando no está a mi lado. Me concentré en el trabajo, ya tendría la oportunidad de decirle a Eduard, aún pienso en como se lo tomará. Estoy ansiosa.—Sandra, ¿Vas a ir al banquete de esta noche? —me preguntó Amanda a mi lado. —¿Cual banquete? —la miré confusa. —¿Lo has olvidado? El señor Tyler está cumpliendo años, y hoy harán un banquete
La noche abrió sus puertas, me estaba preparando para asistir al banquete de cumpleaños del señor Tyler, y obviamente estoy sola, y voy asistir sola, ya que Eduard tiene que ir con Megan, y en estos momentos está en su apartamento. Escogí para esta noche un vestido rojo con una abertura en la pierna, y la espalda descubierta, el vestido es de tirantes, y muy elegante, Eduard me lo compró. Decidí no usar tacón alto, unos bajitos que combinan con el vestido fueron los que escogí, y por último me arreglé el cabello, decidí alisarlo y dejarlo suelto. Un toque de maquillaje y un poco de perfume, y ya estaba lista para salir. Tomé un taxi que me llevó al lugar donde se celebrará el banquete, ya estaba llegando los invitados, el señor Tyler es alguien muy importante. Cuando entré, quedé deslumbrada, un salón lleno de invitados distinguidos, lujos, cocteles, y muchas delicias para degustar. Y casi todos son de la alta sociedad. —Sandra —reconocí esa voz de inmediato —por aquí. Era Amand
Deborah regresó al salón, mientras yo permanecía en el jardín. Aún no puedo creer que Eduard haya compartido detalles sobre mí con sus padres. Me sentí avergonzada cuando su madre reveló todo, pero lo reconfortante es que sus padres me aceptan.Inicialmente, me sentía mal pensando que le quitaba el lugar a Megan, pero resultó ser una mujer malintencionada detrás de un rostro perfecto. Incluso Deborah no simpatiza con ella.—Cariño —casi se me detiene el corazón al escuchar la voz de Eduard cerca de mi oído.—¿Estás loco? —me puse de pie, fulminándolo con la mirada —. Alguien nos puede ver.—Entonces vayamos a otro lugar —me tomó de la mano y discretamente me llevó a un rincón oscuro del jardín, donde nos ocultamos entre arbustos gigantes.—Esto es peligroso, hay mucha gente aquí —cuestioné en un tono bajo.—Solo quería verte. Por cierto... —me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo —. Estás hermosa esta noche, me preocupa que otros hombres te miren.—¿Te gusta cómo me queda este vest