XXVII

PUNTO DE VISTA DE HELENA

Al día siguiente me levanté más temprano que de costumbre y fui a casa de Anya. La postal lucía totalmente blanca debido a la nevada que se mantuvo durante toda la noche. Anya salió despreocupada, a tiempo para ir al gran comedor a desayunar. Llevaba audífonos puestos, con música en su móvil; cerró la puerta y al voltear, me vió y se sorprendió.

- Helena

- ¿Cómo estás, Anya? Quería hablar contigo…

- Helena, yo… de verdad lo siento… perdón…

- Anya, está bien… ¿Sin rencores? - le extendí una mano, ella me miró sorprendida y luego sonrió.

- Sí… ¡Claro que sí! - estrechó mi mano y luego me abrazó

La puerta de su casa se abrió y salió una loba ya adulta.

- Cariño olvidaste tu bolso… - La loba nos miró a ambas sorprendida - Anya

Dejé de abrazar a Anya, asustada, esperando que su madre reaccionara como lo hacen todos en esta manada. Después de todo ¿Cómo puede una híbrida Omega ser amiga de una Loba Beta de sangre pura? Para mi sorpresa, ella no reaccionó como yo e
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