Esperé hasta medianoche para adentrarme en el bosque.

Cuando salí de mi habitación, dejé la puerta bien cerrada e hice que Fenrir confirmara que todos los lobos de la manada estaban presentes.

Todos los lobos de la manada estaban conectados a mí de alguna manera. La proximidad entre nosotros hacía más fácil sentir su presencia y como yo era el Alfa, era mi trabajo confirmar su presencia. Pequeñas ondas de poder fluyeron de mí y por un breve instante, vi los lazos que nos mantenían unidos.

Se extendían desde mi corazón como extraños tentáculos, hilos finos y densos que convergían en un único punto de mi pecho y se extendían en la distancia. Cada hilo tenía el brillo del hierro, por eso soy el Alfa de la manada Ironclaw y ellos son los lobos de mi manada.

Esta conexión que teníamos, provenía de la forma en que yo estaba vinculado a ellos y ellos a mí.

Antes de escabullirme por una de las ventanas de la sala de arte, había contado a todos los lobos.

El olor de Scarlett penetró en mis f