Punto de vista de Xaden En el momento en que Padre alcanzó a ver a su pareja de pie en el umbral de la puerta, frunciendo el ceño con una rabia inusitada que rara vez se veía en ella, perdió su fría e insensible compostura de alfa. De repente, lo único que el hombre ante mí veía era a su esposa."Leonora-"."¿Qué en nombre de las Diosas estás diciendo, Arlan?", espetó madre, irrumpiendo en la habitación. "¿Acaso entiendes de quién estás hablando tan mal?".Me quedé de piedra. En todos mis años, nunca la había visto reaccionar con tanta ferocidad.Sin embargo, teniendo todo en cuenta, no pude evitar soltar un fuerte suspiro de alivio. Si había alguien en este mundo capaz de hacer entrar algo de sentido común en ese grueso e impermeable cráneo suyo... alguien capaz de hacer que viera lo irracional e ignorante que era su comportamiento, solo podía ser ella.Gracias, Madre. Por favor... ¡ayúdame a defender a Maeve!"Sé muy bien quién es", replicó Padre, aunque sin la mordacidad que
Hasta que pudiera saber la verdad sobre su madre y arreglar este asunto con su familia, él tenía que mantenerse en la oscuridad. De eso me aseguraría completamente.Apreté la mandíbula. «No lo harás. Te lo juro».Él gruñó en tensa aprobación.Madre se hizo eco de su apreciación, sonriéndole, y mi padre se ablandó aún más. El espectáculo era increíblemente conmovedor: no había nada como el efecto que producía la pareja de uno. Al instante me vino a la mente Maeve, y cómo fue capaz de domar a la bestia salvaje y aterradora que me acechaba por dentro.Como príncipe alfa, me enorgullecía la reputación que me había ganado. Formidable y aterrador, eso era lo que quería que vieran y temieran nuestros enemigos, y en eso quería que confiara mi gente.Pero... no quería ser así cerca de Maeve. Ya había sufrido suficiente miedo y abusos durante toda su vida y no tenía intención de mostrarle ese lado. Se merecía todo el consuelo y la felicidad que yo pudiera proporcionarle, y no le daría nada
Punto de vista de Maeve Él sonrió con pesar en respuesta. "En carne y hueso", dijo. "Aunque supongo que no soy exactamente lo que esperabas".Para ser sincera, me inclinaba a darle la razón, y me llené de vergüenza por haber pensado así.La gente apenas hablaba de los miembros de la realeza, excepto de los Príncipes Alfa Henry, Xaden o Lucas, debido a sus continuas campañas por el trono. Lo único que había oído del segundo príncipe era su nombre y el hecho de que rara vez hacía apariciones públicas.Por supuesto, uno no podía evitar preguntarse por qué.Diferentes rumores habían empezado a extenderse a medida que los ciudadanos dejaban volar su imaginación. Una teoría especialmente popular era que era incluso más aterrador y despiadado que Henry, Xaden y el Rey Alfa Arlan juntos y que estaba encerrado en alguna prisión de alta seguridad por el bien y la seguridad del reino.Esa teoría siempre parecía asustar a la gente y hacerla callar, temiendo que pudiera cazar de algún modo a
Mientras me llevaba por el pasillo, el Príncipe Eric parecía un poco reacio a contestar, lo que me hizo caer en la cuenta de que acababa de pedir prestado un libro que pertenecía al palacio. La vergüenza me subió por la garganta. Tal vez me había sentido demasiado cómoda con él."Por supuesto", acabó diciendo, “pero me temo que aún no sé ni quién eres”."Oh". Esa... era una pregunta justa. "Lo siento. Soy Maeve"."Estoy muy familiarizado con casi todas las caras de este palacio, pero... nunca había visto la tuya por aquí", comentó, ladeando la cabeza. "¿Has venido a visitar a alguien? ¿A Charlotte, quizás?".Nos detuvimos frente a una puerta, donde se esforzó por equilibrar la pila con un brazo antes de moverse para abrir la puerta."Acabo de estar con la Reina Luna. Me está entrenando para convertirme en... una Princesa Luna".Con la puerta finalmente abierta, se volvió hacia mí, con las cejas levantadas por la sorpresa. "¿Te vas a casar con uno de mis hermanos?", inquirió mient
Punto de vista de MaeveEstaba sola otra vez.Sin Xaden. Sin Maggie. Sin un hogar que me protegiera.Mientras caía cada vez más profundamente en la inconsciencia, lo que quedaba de mi lucidez temblaba al recordarlo. Aún podía sentir el dolor y la fatiga de la última vez. Cómo las piernas, tras horas y kilómetros de carrera, me escocían y se me doblaban a cada paso que intentaba dar... La desesperanza que me consumía cuando me di cuenta de que nunca encontraría la paz, sin importar lo que hiciera... El frío amargo e implacable que rodeaba mi cuerpo, asfixiándome sin remordimientos.Pero también recordé lo que había al final de todo ese sufrimiento. Aún podía oír el eco en mi mente... Esa voz dulce y mística que le hablaba a algo muy dentro de mí.Esa voz que se sentía como en casa después de un largo viaje.¿Tendría que soportarlo todo de nuevo para encontrarla?¿Era ese el precio que había que pagar para escuchar siquiera un fragmento de esa voz una vez más?Cerré los ojos, rev
"A veces la verdad no es lo que quieres oír... pero no puedes ignorarla...".El corazón se me subió dolorosamente a la garganta. Un pensamiento vil y repugnante se abrió paso hasta el primer plano de mi mente y no tuve más remedio que expresarlo en voz alta. "¿F-Fue esto lo que le pasó a mi madre...?"."Amor y pérdida... Ese es el destino de todos los seres vivos...".Las lágrimas brotaron de mis ojos. No negó ni respondió a mi pregunta, tampoco es que obtener una respuesta me hubiera ayudado a calmarme en absoluto. No quería creer que algo así pudiera haberle ocurrido a mi madre. No podían habérmela arrebatado antes de que tuviera la oportunidad de conocerla.¿Qué tan cruel podía ser el mundo?"Pero tú, Maeve...", continuó la voz, “tú puedes arreglarlo todo...”.Miré al cielo sin esperanza. "¿Cómo es posible que pueda hacer eso...?"."Despierta".Con una fuerte bocanada de aire, abrí los ojos de golpe y me incorporé. Mirando a mi alrededor, ya no parecía estar en aquel extraño
Punto de vista de MaeveDejé la copa lo más suavemente posible. Nada del agua fría que contenía se derramó sobre el elegante borde con incrustaciones de oro y no se oyó ni un sonido mientras lo depositaba contra la mesa. "¿Así?", pregunté con una sonrisa temblorosa.Quizá esta vez había acertado.La Reina Luna Leonora había decidido enseñarme algunas de las reglas más intrincadas de la etiqueta en un ambiente gastronómico; más concretamente, el tema en cuestión era cómo beber correctamente de una copa con la mayor elegancia y refinamiento posibles. Eso significaba no sorber, no chocar la copa en ningún momento contra ninguna superficie e incluso la ubicación del sorbo era aparentemente de suma importancia. Según la reina, a la hora de beber de una copa, había que hacerlo siempre desde el mismo punto exacto para evitar manchar todo el borde con lápiz labial.Así que, para inculcarme el concepto, me prestó un lápiz labial para que viera dónde colocar los labios.No tenía ni idea de
Oh, no. Esto va a ser un desastre..."No tienes por qué preocuparte, Maeve", dijo la reina, tratando de consolarme. "Solo será la familia que ya conociste".La familia que ya conocí. No pude evitar preguntarme si eso significaba realmente todos."¿Estará... Eric allí?", pregunté.La reina pareció aturdida por mi pregunta, pero rápidamente mantuvo su majestuosa compostura. "Si se encuentra lo bastante bien como para asistir, no veo razón para que no lo haga", respondió, aunque detecté cierta vacilación. "Aunque al final todo depende de él. No me había dado cuenta de que ya se conocían, querida".Así que... Eric no se lo había dicho a su madre. No estaba segura de si eso era un testimonio de una posible falta de relación o si simplemente no había llegado a hacerlo.En cualquier caso, pensé que era mejor que ella lo supiera.Jugueteé con el dobladillo de mis mangas. "En realidad... lo conocí ayer después de nuestra clase", admití. "¿Por qué él...?".La Reina Luna Leonora suspiró.