"Excepto que me quiera y se preocupe por mí". Eric frunció el ceño.

Iris le dedicó una sonrisa triste y asintió lentamente. "Ciertamente", estuvo de acuerdo, suspirando. "Esa carta contiene un secreto... algo que quería ocultarle al Rey tanto tiempo como fuera posible. Cuando me despidió, desterrándome de la capital, mi marido y yo comenzamos una nueva vida en esta aldea, donde criamos a nuestras hijas hasta su último aliento. Esa carta fue lo único que traje conmigo... La carta contenía la esperanza de la caída o el auge de nuestro territorio. Significaba un nuevo futuro... si era bueno o malo... no lo sabíamos. Pero sabía que si el Rey tenía algo que decir al respecto, no sería bueno ni beneficioso para ninguno de nosotros".

Eric se quedó mirando la carta, con las manos temblorosas. Temía lo que estaba a punto de leer, pero estaba seguro de que necesitaba saberlo.

Abrió la página, alisó las arrugas y contempló la pulcra letra de su madre.

[Querida Iris,

Siento no haberte escrito