Capítulo 27.1: ¿He perdido?【Eva Dreyfus】Veo que Paola se acerca a mí y frunce el ceño mientras que me trae mi helado, yo se lo recibo como sí fuera una cosa sin importancia, ella se siente en frente de mí, busca con su mirada respuestas, pero, solo le ofrezco una mirada tan vacía.—Paola, al fin pude contactarme con Niccolò y lo primero que me dijo es que estaba en peligro, se escuchaba tan… Agitado —Hago una pausa porque se me han salido las lágrimas— Me dijo que no sabía si iba a salir de esa situación. — Le explico entre sollozos y lágrimas lo que me dijo Niccolò.Ella nada más se me queda mirando sin saber muy bien cómo reaccionar, ella se sigue comiendo su helado, totalmente tiesa y le toco el hombro para ver sí hace otra cosa que quedarse tiesa.—¡Oh Dios mío! — Exclamo cuando veo que a Paola le sale sangre por la nariz, sus ojos se van hacia atrás y se va hacia adelante, aplastando su helado con su cara.Las personas se dan cuentan de que se ha desmayado y corren hacia mi mes
Capítulo 27.2: Te he perdido, me he perdido.【Eva Dreyfus】Me voy por una curva, llego hasta la bodega donde se almacena toda la maquinaria que no sirve de la empresa de mi padre, freno el auto, aunque veo que al auto se va hacia adelante, casi voy a chocar con la bodega, así que tomo con las dos manos la palanca, la jalo hacia mí, deteniendo completamente el auto.Volteo hacia atrás para mirar a Paola que aún no despierta, eso me preocupa un poco, pero, tengo que irme, así que, enciendo el aire acondicionado, salgo del auto, cierro la puerta y dejo arriba los seguros.Con Paola segura, voy caminando a mi ritmo hacia la bodega, por supuesto, no puedo entrar por la entrada. Pero, sí, me adentro un poco hacia atrás de la bodega hay un pasadizo, el cual, mi padre siempre intento cerrar, pero, de algún modo, los indigentes que querían entrar lo abrían.Me arrodillo y gateando paso, miro mis manos y mis rodillas, están todas sucias, me dan arcadas, pero, me contengo hasta poder ponerme de
Capítulo 28: Sin ti la vida no tiene sabor.【Eva Dreyfus】—En la tarde de ayer, en las oficinas del investigador privado Diego Sánchez, ocurrió una tragedia, un francotirador atacó a una persona identificada como Niccolò Di Pascuale, luego de ese evento, unos hombres se llevaron el cuerpo. — Oigo a penas escucho el nombre de Niccolò me despierto.Me doy cuenta, de que estoy acostada en una cama de hospital, miro hacia mi alrededor y estoy compartiendo habitación con Paola, me levanto y llevo mis manos hacia mi mejilla, las cuales están húmedas por mis lágrimas.—Creo que estaba llorando en sueños. — Susurro para mí, justo se da la vuelta Paola y me ve sin muchos ánimos, yo me vuelvo a acostar, recordando lo que ha pasado, lo último es que me he desmayado.—Eva, tu hijo está bien, pero debes de guardar reposo todo el estrés que has vivido, toda la tristeza que has agarrado, toda la ira, le afecta a tu nene, por favor, serénate. — Me aconseja Paola de lo más tranquila, es como si me hub
Capítulo 28.1: Un mal sabor.【Eva Dreyfus】-Un día después-Agradezco mucho el hecho de que Niccolò, antes de fallecer, me haya dejado en un apartamento y no en el hotel en donde me hospedaba antes.Ahora mismo, voy en vía a la casa de la familia de los padres de Niccolò, según entiendo gracias a Paola, el padre es biológico, pero, la madre no, su madre no murió hace mucho. En parte, empatizo mucho con Niccolò, porque yo tampoco tengo madre.Suspiro otra vez y sigo llorando, toda esta mañana me la he pasado llorando, estoy sin fuerzas ni ánimos para qué sirve ir para ese lugar, junto a mis manos en mi regazo y veo por la ventana como atravesamos toda la ciudad, cierro los ojos para imaginarme a Niccolò bien.Que esté muy bien en donde quiera que esté, trago saliva, abro los ojos, me percato de que estamos llegando a la mansión, no me quiero bajar del auto, está lloviendo y hace mucho frío también.—Ya es hora, nos están esperando, ¡Ah!, y en la guantera hay un paraguas, no veo quién n
Capítulo 28.2: Por acceder.【Eva Dreyfus】El viejito no me dice nada, más bien, lo he dejado tiesa lo que me enfada, porque nos invitó a su casa en donde nadie tiene ánimo de nada, ni siquiera yo para seguir esta conversación y es tan mal educado que no me responde una simple pregunta.—Disculpé, tal vez, mi pregunta no fue directa, mi pregunta es… —tomo aire para no llorar— Sí nos restringe tanto nuestra presencia en la ceremonia, ¿Para qué nos quiere allí?, mejor me ahorro molestia y no voy. — Inquiero dejando ver ligeramente mi molestia.Aunque en este instante recibo un pequeño golpe en la pierna, por parte de Paola, sé que estoy siento muy egoísta con mi pregunta, pero, es que no tengo fuerzas para ver a Niccolò fallecido.Observo la cara del hombre que está muy apenado por toda esta situación, no sabe como responder por ello, empieza a tartamudear, yo aprieto mis puños, bajo en mi regazo.—No, por favor vayan se los pido de todo corazón, créanme que todas estas “Restricciones”,
Capítulo 29: Sensaciones iguales y diferentes.【Eva Dreyfus】Siento como me zarandean de un lugar a otro, por lo que abro los ojos, y está Paola toda asustada, así que me siento de la nada y le observo con la misma cara de preocupación que tiene ella.—¿Qué pasa Paola?, ¿Cuánto hemos dormido? — Inquiero para poderme ubicar en el tiempo y en el espacio, ella tensa su boca, lo que me da a pensar que hemos dormido mucho.Mi corazón está al borde, me levanto del piso del baño y camino hacia mi habitación, me dirijo hacia el armario para ir buscando la ropa oscura, ya que tenemos el funeral de Niccolò.—Eva, me despertó los toques de la puerta que le estaban dando los guardaespaldas de Abel, les atendí y les dije que nos dieran media hora para estar lista. — Me avisa mientras están en la puerta de mi habitación para luego irse a la suya.«¿Quién habrá sido?, no sé qué sustancia le haya pesto a los panecillos para que quedáramos dormidas, aparte de la razón del porqué quería que perdiéramos
Capítulo 29. 1: Mi ángel guardián.【Eva Dreyfus】Quito mi brazo con fuerza y le miro de manera desafiante a los guardaespaldas, sin más, camino hacia donde Paola, con el ceño fruncido, me cruzo de brazos porque me siento muy incómoda ahora.—Ya no me tienes que decir nada, déjame ir hacia el ataúd de Niccolò y nos vamos, porque veo que no podemos estar aquí más tiempo. — Asiento la cabeza un poco indignada de tener que seguir esperando en este lugar, muevo de arriba a abajo mi pie, me quedo mirando como Paola llega al ataúd.Mis ojos de pronto se van disimuladamente hacia la mujercita de Aria, ya que, se da media vuelta y camina para irse, más, le quito mi mirada, nada más con verla me puede traer un problema.—¿Pensaste que no te vi?, mira pequeña, estúpida, deja de fingir que te duele el fallecimiento de mi hombre, tú solo eres una puta que se embarazó de él, pero, él siempre será mío, perra. — Me susurra su voz, tan pronto como miro por el rabillo de mi ojo, ella está detrás de mí.
Capítulo 30: El Diablo.【Eva Dreyfus】Sin pensarlo más, contesto porque me canse de ser cobarde y si voy a hacer mamá de tres bebés sin su papá, tendré que ser mucho, mucho más fuerte.—¿Aló?, ¿Con quién tengo el gusto de hablar? — Inquiero para luego poner la llamada en alta voz, me quedo escuchando lo que tiene que decir la otra persona. No obstante, la persona no se presenta, solo está detrás de la línea escuchando como respiramos, lo que me da un arranque de ira.—Bueno, si no va a hablar adiós, porque creo que se equivocó de número que tenga buenas noches. — Decido terminar con esta llamada y le cuelgo y dejo el teléfono sobre el sofá para volver a tomar mi comida. Observo a Paola que me da una mirada inquisitiva.—¿Qué fue todo eso?, ni siquiera habló. — Exclama extrañada, aunque al atender a la persona que estaba de lado de la otra línea y lo que no le dije a Paola, es que se me erizó la piel, fue una extraña sensación más sigo cenando normal.-La mañana siguiente-Hoy me he de