Hielos y Furias

—¿Una emboscada...?

Esto no es nada comparado con los ataques a la manada, es un mago y nosotros no tenemos ese tipo de magia.

—Vayan allá—nos levantó otra vez.

Las flores del jardín comenzaron a crecer y nos envolvieron como hizo el monstruo del pantano: es molesto.

—No. Dame a Jane—la flor que me tenía a mí me guío hasta el mago.

—¡Jane!—gruñó Morgan.

—Eres muy hermosa, Jane, tal vez te deje para mí—puse una cara de espanto, para nada quería irme con él.

La flor me soltó con delicadeza y quedé frente a él, a su espan

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