Vicky reconoció un callejón sin salida. También sabía que nada bueno saldría de su rabieta si seguía así; en algún momento, tendría que parar.

“Bien, bien. Lo entiendo. Me voy. No te estreses tanto, ¿de acuerdo?”, ella cedió.

En el camino, pasó por el área de la oficina compartida y le frunció el ceño a Tanya, aunque curiosamente dejando a Tiffany fuera de su malicia. La razón era simple; Vicky encontró que Tanya era la más desagradable de las dos porque era la mujer que una vez estuvo bajo el cuidado de su hombre. Tanya se había quedado en la casa de Eric antes de que Vicky lo conociera en la vida real. Era el tipo de cosa que habría cristalizado en un rencor en cualquiera, sin embargo, Vicky se vio obligada a fingir indiferencia a pesar de su genuina opinión.

Tanya esperó hasta que Vicky dejara la empresa antes de entrar en la oficina de Eric. “Sr. Nathanial? Eh, Tiffany se metió en una pequeña pelea con tu novia antes, así que supongo que ella entró y se quejó contigo por eso”, e