Si Arianne no se hubiera preocupado por arruinar la ceremonia de compromiso de Tiffany, le habría metido un puño allí mismo.

Honestamente, incluso Arianne estaba atónita por lo cascarrabias que se había vuelto. Desde el incidente de Aery Kinsey en ese entonces, le parecía que la mejor manera de resolver un problema que pudiera requerir sus puños era, de hecho, usar su puño sin decir una palabra más. A veces, las acciones hablan más que las palabras… literalmente.

Ella respiró hondo para calmarse con fuerza. “Dime: ¿golpeaste o no a un anciano en el octavo piso hace un rato? Y antes de que me insultes intentándolo, no, no voy a creerme tu mierda. Tengo imágenes del sistema de videovigilancia conmigo y, sinceramente, quiero que esto se resuelva hoy o no irás a ninguna parte. ¿Quieres apostar?”.

Un indicio de consternación por estar expuesta pasó por los ojos de la mujer. Aún así, rápidamente recuperó la compostura. “¿De qué demonios estás parloteando, p*rra? ¡Ese anciano lo inició cho