Mark se soltó bruscamente la corbata cuando un ataque de ansioso frenesí se apoderó de él, y se dirigió al sofá en busca de un asiento.

"¿Entonces? ¿Crees que yo también soy el que está detrás de esto, no es así? ¿Una retribución estúpida contra ese Mateo Rodriguez? ¡¿De verdad crees que yo estaría detrás de todo esto?!”.

Arianne no dijo nada. Ella sospechaba de él, pero dudaba de esa sospecha tanto como dudaba de él. Al ser presionada, ella no tenía idea de qué decir.

Todo lo que logró con su silencio ensordecedor era echarle leña al fuego de Mark. En un abrir y cerrar de ojos, él se puso de pie y agarró a Arianne por la barbilla, con fuerza. "¿Qué estás implicando? Melanie sospecha de mí, ¿y ahora tú también sigues sus pasos? Si esto fuera obra mía, acuérdate de mis palabras, no mantendría los labios cerrados sobre el asunto ni me esforzaría en ocultártelo; más bien, te confesaría, abiertamente, que quiero a Rodriguez muerto. Entonces, ¡¿por qué soy acusado de un crimen con el que