Mark lo miró con calma. "¿Dónde me viste? Ciertamente no fue en el Chalet de Tremont. No habrías tenido derecho a poner un pie allí con tu identidad".

A Alejandro no le importó la púa en las palabras de Mark. Despidió a las mujeres, dejándolas a los dos solos antes de responder: "Sí, no fue en el Chalet de Tremont. Fue en el condominio en el que vivíamos mi mamá y yo, en la planta baja".

¿En un condominio? ¿Abajo? Mark analizó cuidadosamente sus recuerdos. Había seguido a su padre a la oficina para una reunión una vez y pasó por un condominio en el camino de regreso. Su padre le había pedido que se quedara a esperar en el coche, diciendo que iba a encontrarse con un viejo amigo y que terminaría muy pronto. No sospechaba en ese momento y no pensó mucho en eso. Solo había esperado diez minutos. Probablemente fue en ese momento. Ahora parecía una broma. Su padre había ido a ver a su amante y había esperado ingenuamente a su padre. Si lo hubiera sabido, tal vez, los eventos siguientes no