8. El Plan

[AKSEL]

Al día siguiente: 5 de julio, 2019

—¡Carajo!— Me quejo cuando mi celular suena una y otra vez irrumpiendo las pocas horas de sueño que conseguí. 

Sin moverme de la cama estiro mi brazo hacia la mesita de noche y entre manotazos encuentro mi celular —¿Hola? — respondo entre dormido y tan solo moviendo mi cabeza de lado en la almohada para poder hablar. 

—¡¿Se puede saber que rayos significa la foto que está circulando en todo el internet de ti y de la modelo Asia Brauer?!— Exclama Nicolás del otro lado e intento mantener la calma «realmente eso fue rápido.»

—¿Puedes calmarte? — le pido y sin gana alguna me siento en la cama y apoyo mi espalda sobre el respaldar.

—¿Qué me calme? Hay varias fotografías de ustedes dos juntos y en una de ellas se están besando y, por si fuera poco, en otra se ve un enorme anillo de diamantes en el dedo anular de su mano izquierda, ¿te enredaste con una mujer comprometida? ¿Cómo pretendes que pueda limpiar tu imagen? — me reclama sin pausa alguna.

Respiro profundo —el anillo se lo di yo, Asia y yo nos casaremos. — respondo finalmente.

—¡¿Qué?!— grita tan fuerte que debo alejar el celular de mi oreja.

—¿Puedes tranquilizarte? Es una boda por conveniencia. — comienzo a explicar y a medida que le voy contando el plan, él se va tranquilizando.

Más de una hora hablando por teléfono con Nicolás para poder explicarle todos los detalles y que él me diera sus consejos los cuales son muy parecidos a las reglas que puso Asia «creo que se llevaran muy bien, pero yo definitivamente terminare con demasiados dolores de cabeza al igual que ahora.»

Después de terminar la llamada, me levanto de la cama para ir a desayunar algo y así quizás aliviar mi malestar, pero al parecer el mundo está en mi contra cuando escucho que llaman a la puerta. Rápidamente me coloco el pantalón corto de pijama y voy a abrir. 

No me sorprende verla a ella, lo que me sorprende es verla con su ropa deportiva, sudada y con una bolsa en la mano —te traje el desayuno, debemos hablar, mi padre me llamo. — explica y sin esperar a que yo diga nada, ella entra a la casa.

—Hola, buenos días, yo estoy bien gracias, si pasa, no hay problema. — digo a modo de recordarle los modales que debería tener.

—Lo siento, mis modales se me olvidaron cuando tuve que inventarle una historia a mi padre de cómo es que nos conocimos y cuando decidimos casarnos. — se defiende y creo que me acaba de entrar un ataque de toz a causa de los nervios. —¡Hey! ¡Respira! — me pide y deja rápidamente la bolsa que trajo sobre la mesa para luego acercarse a mí y golpear mi espalda a la altura de mis pulmones hasta que pasa el ataque de toz.

—Gracias. — agradezco mientras voy al refrigerador por un vaso de agua. —¿Y qué le dijiste a tu padre? — indago intentando no ponerme más nervioso de lo que estoy. 

Ella se acerca a mí y sin que yo le dé permiso, comienza a buscar las cosas para preparar el café —le dije que nos enamoramos entre un trabajo y otro, pero que no habíamos querido decir nada y comenzamos una relación la cual decidimos mantener en secreto ya que hacía muy poco tiempo tu habías terminado con Clara. — me explica y debo admitir que su historia es bastante convincente. 

—Vaya has sabido mezclar la realidad con la mentira muy bien. — bromeo.

Ella se sonríe y sigue con su tarea de preparar el café —Tenía que ser algo creíble, acuérdate que mi padre es el dueño de una editorial muy importante dueña de revistas de moda y conoce a mucha gente del ambiente. — explica.

—Sí, eso es cierto… no solo está la agencia, nuestros representantes, los clientes y el público, también tu padre y sus conocidos...— comento un tanto preocupado.

—Sí, por eso mismo nuestro teatro tiene que ser muy bueno. — señala. 

—Lo sé, entonces solo queda ultimar algunos detalles para continuar con esto. — añado. 

—Definitivamente, falta que pongamos fecha para la boda. — explica y debo admitir que casi se me cae el vaso de agua de la mano. 

La miro llevando las tazas ya con café a la mesa y me asusta tener que estar con una persona con tanto carácter y que habla de boda, romances y demás cosas de manera tan fría —¿Siempre eres así? — me atrevo a preguntarle mientras me acerco a la mesa.

—¿Así como? — cuestiona después de sentarse y saca los croissants de la bolsa haciéndome sonreír.

Me siento en el puesto frente a ella y la miro —fría. — respondo finalmente e intento no reírme ante la contradictoria imagen que es ver a una modelo recién terminando de hacer ejercicio comiendo croissants. 

Me mira fijamente —es lo que soy, además, en este trato no hace falta pretender que te amo ni que tú me amas, esos serán solo espectáculos que daremos frente a la prensa, la agencia y mi padre. — explica directamente. 

—Nos casamos el sábado de la próxima semana aquí en Capri, haremos de cuenta que nos escapamos para casarnos en secreto, pero de alguna manera se filtraron las imágenes… Nuestra supuesta luna de miel será aquí y al viernes de la otra semana regresaremos a Milán a empezar con nuestro teatro frente a todos, ¿Qué dices? — propongo al más fiel estilo suyo. 

—Me parece perfecto, solo tengo una duda. — comenta haciéndome sonreír. 

—¿Cuál? — Pregunto un poco más serio.

Ella sonríe —¿Tengo que usar vestido de novia?— pregunta y reímos juntos.

—Sería lo ideal, además el juez también debe creerse el teatro. — comenta y resopla. 

—De acuerdo, iré por uno entonces. —

—Y yo por un traje. — añado y seguimos desayunando como si lo que acabásemos de planear fuese una salida a la playa y no nuestra boda. 

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