MORFEO

Ella me miró fijamente, atónita. No sé por qué sus ojos siempre parecían mirar fijamente. Aunque era entrañable. Era una mujer segura y audaz, y su hostilidad la pasé por hormonas. Pero incluso su odio me divirtió.

Me atrajo hacia ella.

Sus ojos abandonaron mi cara y se dirigieron a mi mano. Ella ya me había evaluado y, en lugar de enojarme con ella, me divirtió y la encontré algo linda.

Algo me dijo que íbamos a estar bien juntos. Sé que las personas que empiezan con el pie izquierdo siempre terminan siendo lo mejor en lo que se convertirán en el futuro.

Me criaron como humano toda mi vida y no sabía casi nada sobre los hombres lobo o sus rasgos, pero me convertí en un lobo gris gigante con mechones de pelo negro a los dieciocho años, y fue entonces cuando mi madre me contó sobre mi origen como hombre lobo.

Aunque ella me dijo que yo era un hombre común y corriente y que nunca debería pensar de otra manera, nunca me sentí normal después de eso porque tenía un sentido del olfat