Clayton sonrió de repente y parpadeó. El amor en sus ojos se profundizó ligeramente.

La reacción actual de Nicole era muy diferente a la de la fuerte presidenta que a menudo hacía tendencia en redes sociales.

Ella era altanera pero infantil, madura pero no mundana, y la sorpresa y el miedo en sus ojos le hicieron sentir como si acabara de encontrar un tesoro.

La sonrisa de Clayton era suave y cálida. Sus ojos profundos la miraban.

“Nicole, somos una pareja. No me puedes llamar rufián. Esto es amor”.

Él bajó la voz y preguntó con una sonrisa: "¿Te gustó?".

La repentina seriedad hizo que Nicole se sonrojara.

‘¡Clayton Sloan, qué atrevido—’.

Ella no podía quedarse atrás. Tenía que tratar de deshacerse de su sonrojo y de su corazón acelerado.

Sin embargo, ella no se atrevía a recordar ese beso. Sentía que su corazón temblaba.

Ella frunció los labios, se armó de valor y evaluó seriamente.

“Fue regular. Tu técnica es promedio, pero es evidente que has tenido mucha práctica. Señor