La luz del día atravesaba la oscuridad y el sol se filtraba por las nubes.

A Nicole le ardían los ojos por las luces, pero su mente seguía en la oscuridad de la noche. Estaba atrapada en el clima tormentoso donde, detrás de ellos, había un deslizamiento de tierra que podía tragárselos en cualquier momento, y delante de ellos había un camino que se extendía sin fin.

Ella seguía corriendo sin un final a la vista. Su cuerpo se puso tenso.

Sin embargo, en el siguiente segundo, el camino se convirtió en un abismo.

Cuando ella pisó la carretera, su pie aterrizó en el aire y su cuerpo se sintió ligero. De pronto se despertó.

Sudor frío goteaba por su frente.

Nicole abrió los ojos con lentitud durante varios segundos antes de recobrar lentamente el sentido.

Todo lo que la rodeaba le resultaba desconocido.

Se sentía mareada y le dolía la cabeza. Extendió la mano para tocarla y sintió que estaba envuelta en una gasa.

No muy lejos se veía el movimiento de un encendedor parpadeando.

Nico