Nicole se quedó atónita y sorprendida mientras se agachaba para recoger al tigre. “Hola pequeñín, ¿Eres tú otra vez?”.

El pequeño tigre se frotó contra su hombro y habló con una tierna voz: “¡No soy un pequeñín, soy un tigre grande y poderoso! Rawr!”.

Nicole se divirtió y miró a Gerard. “¿De verdad se acuerda de mí?”.

“Él tiene buena memoria”. Gerard se rio y luego susurró: “Después de todo, no es un tigre de verdad… Shh… No dejes que oiga lo que he dicho”.

“¡Ya lo he oído! Ya no me gustas… ¡Bah!”, el tigre apartó la mirada y entrecerró los ojos con rabia.

Gerard se tocó la nariz mientras el hombre de pelo rizado se acercaba a ellos y les decía: “¿Así que tú eres la señorita bonita de la que él no ha parado de hablar?”.

El hombre tenía una gran cabellera rizada y llevaba gafas de montura negra. Tenía el aspecto de un científico clásico y parecía rondar por los veinte años.

“Este pequeño traidor regresó y nos dijo presumiendo que había visto a una bonita dama. Siempre ha tenido u