Nicole se mostraba indiferente y no tocó la taza de café que tenía espuma de leche.

Eric, quien estaba sentado frente a ella, se percató de esto y le acercó el café sin tocar que tenía enfrente.

Nicole levantó la mirada de forma incrédula.

Eric se rio. Su mirada coqueta a los ojos de los extraños se veía tan suave.

“Todavía no lo he tocado. Esta taza no tiene leche”.

Gerard se rio ligeramente y miró la taza de café que tenía delante. “La taza de la Señorita Stanton es mía. Esto no es una negligencia por parte de J&L, ¿verdad?”.

El corazón de Ivy se aceleró. Sentía como si una roca le aplastara el pecho.

Hace un momento, ellas no había preguntado por las preferencias de los jefes y las asumió ella misma.

Ivy tenía que admitir que era una mala asistente.

Nicole sonrió ligeramente. Se mostró indiferente mientras hacía girar descuidadamente el bolígrafo en su mano.

“Bien. La culpa es de mi asistente. Para compensar, puedo invitarte al estreno de la obra de mi hermano esta noche.