Selena gritó: “¡Ja! No contaba contigo. No debí haber perdido mi tiempo en la cena de esta noche. ¡Si hubiera cenado con mi compañero de menor grado de la universidad, quizás este asunto ya se habría resuelto!”.

Ella lamentaba haberse unido a la cena de Eric.

Aunque era una rara oportunidad de comer con peces gordos, esto no afectaba el cierre de su bar.

¿Qué ganaba ella con eso?

Nada en absoluto.

Eric frunció el ceño. Su rostro estaba extremadamente sombrío.

“¿Acaso él puede resolverlo por ti? Ja…”.

Selena volteó la cabeza, negándose a decirle una palabra más.

El silencio a lo largo del camino inquietó mucho al conductor que iba adelante.

Esta era la primera vez que el conductor veía a Eric llevando a alguien a casa, pero esa persona incluso se atrevió a discutir con él.

Más importante aún, Eric ni siquiera la echó del coche.

Era realmente extraño.

Por fin llegaron al bar.

El conductor detuvo el coche, y antes de poder bajar para abrirle la puerta a Selena, ésta ya había