Al escuchar la queja enojada de Ian, Nicole se rio. Sus cejas se relajaron.

"Ese terreno casi se convirtió en una patata caliente. Ya que él lo quería, puede tenerlo".

"¡Entonces me dieron una paliza para nada!". Ian se sentía humillado y se lamentaba de dolor a través del teléfono.

Bajó la voz y dijo: "Ni siquiera viniste a visitarme...".

Nicole sonrió. "Princesita Carter, ¿de qué serviría que te visitara de todos modos?".

Había silencio en el teléfono.

Ian respiró profundamente. Su cara se puso roja de ira.

Apretó los dientes y gritó: "¡¿Nikki, cómo te atreves a burlarte de mí?!".

Nicole no podía evitar reírse suavemente. "No seas llorón. Quédate en casa y admite tu culpa. Si no, ¡puede que ni siquiera tengas fuerzas para llamarme la próxima vez!".

Ian estaba tan irritado que colgó el teléfono.

Sentía como si su vida se hubiera acortado unos cuantos años.

Afuera estaba oscuro. Nicole leyó algunos documentos antes de irse a la cama.

Durmió profundamente toda l