Aida no pudo evitar reírse un poco. Al ver eso, Grant se acercó y la puso delante de ella.

"Tómala. Si no lo haces, nos va a sermonear a todos”.

Sabiendo que Floyd tenía buenas intenciones, Aida no se negó.

Grant también le daba regalos a Aida de vez en cuando, así que ella lo recibió como debía.

Cuando Aida abrió la caja, se quedó atónita.

Había un pequeño joyero que tenía un conjunto de joyas de esmeraldas. La esmeralda era muy verde y clara. Claramente valía mucho dinero.

Esa esmeralda de tan alta calidad era generalmente la favorita de los coleccionistas y valía al menos unos cientos de millones de dólares.

Debajo de las joyas había una escritura de propiedad que valía decenas de millones de dólares.

Ese era un regalo tan generoso que los dejó asombrados.

Grant también lo vio y no pudo evitar alzar una ceja. Su rostro frío mostraba cierta sorpresa.

Aida estaba aún más atónita. Estaría satisfecha si se tratara de joyas ordinarias, pero las cosas que había en esta caja eran