La oficina estaba completamente sumida en silencio.

Hacía frío.

Quavon dijo: “En otras palabras, ¿no vas a detenerte?”.

Clayton dijo: “No hice nada. Las cosas se han desarrollado hasta el punto de que no hay marcha atrás. Fueron ustedes los que cortejaron a la muerte. Si no se hubieran vuelto tan codiciosos y hubieran querido encerrar todo el dinero, aún se podría salvar todo. Pero ahora…”.

Sonrió.

Ahora la situación era muy clara.

La Corporación Sloan había sido golpeada ola tras ola. Aunque los políticos quisieran defenderlos, la realidad no se lo permitiría.

Innumerables personas habían salido a protestar por la agitación de la bolsa de valores, e innumerables flechas apuntaban a la Corporación Sloan, listas para atacar.

En lugar de responder con prontitud y tomar medidas efectivas, la Corporación Sloan acusó condescendientemente a los manifestantes de ser “irrazonables” con una actitud arrogante una y otra vez.

La Corporación Sloan ganaba mucho dinero, ahora le había metid