Corporación Ferguson.

La oficina de Eric estaba extremadamente fría.

Últimamente, el estado de ánimo de Eric había comenzado a volver a como era antes del divorcio. Desprendía una especie de frío que le salía de los huesos.

Toda la compañía trabajaba con cuidado.

Incluso Mitchell se había convertido, inevitablemente, en el saco de boxeo de Eric unas cuantas veces.

Eric estaba sentado en las sombras mientras estaba envuelto en una frialdad densa.

El radiante Keith Ludwig estaba sentado frente a Eric.

Sus expresiones no podían ser más diferentes.

Toto era muy reacio a alimentar a los peces en la oficina de Eric. Los dos peces que valían varios cientos de miles cada uno, habían sido sobrealimentados por Toto y murieron. Afortunadamente, Eric no se enteró.

Toto agudizó el oído para escucharlos a escondidas. Keith se reía con voz chillona.

“Ferg, solo tienes que aceptarlo, soportarlo y ser despiadado. Las mujeres no pueden ser mimadas. Mira, ahora Livia está de vuelta a mi lado, ¿