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>>> Alejandro Wextell:

Recuerdo cuando llegué ese otoño al Reino de Bushlak.

El clima frío, las lluvias constantemente cayendo, el cielo gris, fuertes vientos y un pintoresco paisaje gracias a los árboles coloridos de tonos amarillos y rojizos.

Bajé del caballo con mi equipaje… No era mucho, pero llevaba lo esencial… Mis herramientas médicas, lo que era ropa y comida podía conseguirlo comprándolo ahí.

Había recibido las cartas de mi amigo, diciéndome que ahora estaba encargado de la sección de seguridad en el Linaje Real Bushlako, los Burgot.

Esa tarde cuando llegué. Mi amigo se acercaba tomando de la mano de una pequeña niña de 6 añitos.

La niña que estaba abrigada y vestida de rojo, sonreía tarareando una canción de un sonido pegadizo.

—¡No sebes cuanto me alegra tenerte aquí Alejandro! —exclamó mi amigo Elrik Braxly un caballero del Rey Bushlako, él que era de orígen humilde y que recientemente había sido promovido, así como dado el título