Yurina se alejó de su esposo en ese momento, sentándose al lado de él.—Landel, tu padre habló conmigo esta mañana… —le confesó ella. —Mmm… ¿Qué te dijo? —preguntó el joven Rey Maitano, volviendo a ver al costado izquierdo donde estaba sentada su tercera esposa. —Al principio me hizo preguntas sencillas… —comenzó a contarle Yurina a Landel— Tu madre le dijo sobre la ayuda que me daría, no pensé que lo hiciera, aunque tampoco me molesta. Él parecía realmente preocupado por ti, así que le conté más del tema y… Hay algo que no les he dicho. Pero necesito que al menos tú lo sepas por si algo malo sucede, ya que Gorian es un Reino que según he leído… Es estricto y peligroso. —¿Estricto?, Ja~ eso es poco… —sonrió Landel, sin embargo era más una risa nerviosa de desagrado— Las leyes Gorianitas son bastante, bueno… Será mejor que busques la ayuda de la amiga de mi madre ahí, la ex caballero femenina, Tiana Smith. Yurina asintió. —¡Eso haré!, tengo entendido que ella vive en la capital,
•••••••••••8: 50pm. Cuando recién había terminado la cena, Yurina se acercó a su esposo preocupada. —¿De verdad irás a hablar con ella tú solo? — preguntó la tercera concubina que estaba inquieta desde el momento que ese Rey Maitano le confesó lo de la carta y pedido de Karla Gerkan. —Tengo que ir —dijo Landel seriamente, sin embargo eso solo causó más inquietud en su amada esposa. —Por favor… No vayas, al menos no tú solo… —susurró ella mientras sostenía con sus manos enguantadas, la mano de ese joven Rey. En el balcón en las afueras del salón donde se realizó esa cena íntima del Rey Maitano con sus amigos y familiares, él hablaba con su tercera esposa…Misma que no quería soltarlo de la mano. —Por favor Landel… —susurró Yurina nuevamente, suplicante. —Estaré bien, Yuri —le dijo él con un tono de voz pacífico a la vez que se inclinaba y le daba un tierno beso en la frente a su mujer. Landel se soltó del agarre que ejercía Yurina a su mano y se dirigió a despedir a sus famil
Yurina Beforth quien estaba ocultada detrás de unos arbustos altos cercanos, quería salir a golpear a Karla por atreverse a intentar amenazar a Landel. Justo en ese instante el marqués la tomó del antebrazo derecho y ella volvió a ver hacia ese costado a ese hombre maduro que la miró y le hizo un gesto de silencio con su otra mano. El marqués Sebastián Forsten se acercó a Yurina y rápidamente le quitó la daga que ella llevaba consigo como emergencia, misma que Landel le había dado anteriormente a ella. Yurina se sorprendió de lo rápido que fue ese hombre en el ágil movimiento donde la desarmó y ni siquiera le dió tiempo de decirle algo o hacer movimiento alguno. El marqués Forsten salió de entre los arbustos "quédate aquí, hasta que te llame" dijo el hombre a esa joven que estaba casada con el querido sobrino de él. La tercera concubina no sabía que hacer en ese momento y sorprendida miraba al marqués y la expresión con la que se acercaba a esos dos que recién se estaban levantand
•••••••••••1: 00 am. ¡PAM! Sonó la puerta de la oficina Real, cuando fue abierta de golpe. —¡¡¡Landel!!! —gritó la ex Reina, Virginia Wiztan corriendo a prisa a esa sala de estar de la oficina, donde se encontraba sentado en un sofá el Rey Maitano actual. Tras de ella ingresó Lance Lamparth Rey retirado de Maita. Virginia se inclinó a ese sofá individual donde estaba sentado el joven Rey y ella posó sus manos enguantadas en las mejillas de él, haciendo que ese Rey volviera a verla fijamente. —¡Dime qué es mentira! ¡¿Por qué Yurina mató a esa concubina?! —preguntó Virginia Wiztan preocupada. Landel volvió a ver a su tío que estaba tomando, mientras estaba sentado en un sofá cercano. El marqués Forsten le asintió a su sobrino. —No. Yuri no mató a- —¡MALDITO IMBÉCIL! ¡¿QUÉ HICISTE?! —se exaltó Lance interrumpiendo a Landel, mientras le gritaba al marqués haciéndolo levantado del sofá en el que estaba sentado, cuando le tomó por las ropas al borde del cuello. —¡Lance detente!
•••••••••• En los calabozos del castillo principal Maitano. La ex Reina Virginia Wiztan había ingresado pidiendo a los guardias de su hijastro Landel que salieran un momento. La mujer Gorianita se acercó a la celda donde estaba esa mujer extranjera de cabello corto oscuro. Yurina que se encontraba sentada abrazando sus piernas en esa incómoda cama totalmente de madera sin siquiera una sábana para sí misma, levantó su mirada dirigiendo esos hermosos ojos verdes esmeraldas en la ex Reina Virginia. —Su majestad… ¿Qué vino a- —En una ocasión… —la interrumpió Virginia comenzando a hablar— En una ocasión del pasado fuí acusada de intentar asesinar al entonces príncipe heredero, Landel Lamparth. Yurina hizo una expresión cabizbaja conociendo la historia. —Eres realmente una buena chica por tomar todas las responsabilidades —continuó hablando Virginia—. No te preocupes, cumpliré mi palabra, apenas te exilien, enviaré a un caballero que te guiará a Gorian. Es de confianza, es quien me
••••••••••Minutos antes de que el marqués Forsten saliera de la oficina del Rey Maitano. En la sala de la habitación donde se estaba quedando, Lady Caroline Forsten. Toc~ toc~Tocaron a la puerta y Caroline que leía un libro intentando distraer su mente con todas las noticias que habían sucedido últimamente alrededor de su adorado primo Landel y su querida mejor amiga, Yurina.Se levantó para ver de quién se trataba. Por supuesto, en la mente de la joven señorita rubia pasó su querido padre…Ella creyó que el marqués le daría noticias, después de todo él le dijo que fuera a descansar a la habitación y él enviaría a un guardia de los suyos más tarde a darle información. Así que era natural para ella estar en espera… Aunque intentara dormir y aunque había consumido ya unas cuatro tazas de té relajante… Las ansias no la dejaban tranquila. —Lady Forsten. La busca su tío materno —avisó el guardián que vigilaba las afueras de la habitación. La joven de hermosos y grandes ojos de un
••••••••••—¿Un Bushlako, dices? —preguntó el Rey anterior Lance Lamparth al caballero número uno que era sospechoso. En la celda especial para ese tipo de interrogación. El hombre Maitano se encontraba sentado y encadenado debidamente. Una expresión seria que intentaba mantener ese soldado de solo 19 años, aunque su cuerpo temblaba. —Si… Si… Su majestad… Era un… Un hombre de Bushlak, él… Pagó a mi compañero Johan y a mí para fingir estar… Estar heridos —decía el hombre con su voz temblorosa. Lance iba a desenvainar su espada en ese momento, pero su hijo, el actual Rey Maitano le habló. —¡No lo hagas, padre! —exclamó Landel deteniendo a ese ex Rey del brazo. Lance volvió a ver fríamente a su primer hijo. —¿No hacerlo?, sabes que cometer traición al Reino, significa la muerte. Él tiene que morir, Landel. —No tenemos que ser tan drásticos sin escuchar toda la historia… —decía Landel seriamente. Lance exhaló moviendo en negativa su cabeza sin poder creer lo que Landel decía.
Media hora más tarde. El Rey Maitano se encontraba mejor, después de sentarse en el piso en las afueras de esa celda e intentar calmarse. —Déjame a mí los interrogatorios —le pidió su padre Lance—. No tienes que sobre esforzarte hijo. Quizá estás demasiado agotado y por eso- —No es eso papá. He experimentado extraños síntomas desde hace varios años y yo… Creí que era por el veneno que ingerí de niño. Pero resultó que no es así; creo que Darrell está involucrado —confesó Landel entristecido a su padre. El Rey retirado Lance Lamparth, veía seriamente a ese joven de 23 años. A esa edad, Lance era un mimado y mujeriego que tuvo que ser frenado por su padre que quería que se casara y formalice su vida. Su hijo bastante joven tomó la corona y aunque él tuvo dudas sobre dársela aún… El marqués Forsten insistió que estaba listo. Lance sabía que su hijo cometería muchos errores, pero ahí estaría él. No iba a permitirse morir hasta que sus hijos no tuvieran sus caminos elegidos estables