CAPÍTULO 10: NO ES ELLA, PERO CASILa mujer frente a mí hace caso omiso a mi advertencia. En cambio, me empuja abriéndose paso dentro de la casa.—¡Oiga! No puede estar aquí.Landon se queda boquiabierto al verla, él debió conocer a la antigua mujer de Maxwell, así que no son cosas mías, sí se parece mucho.—Mira niña, si no te avisaron que vendría, no es mi problema. Maxwell me dijo que podía ir poniéndome cómoda, así que, anda, corre. Prepárame una habitación y hazme un té verde caliente.Debo estar alucinando, de otro modo no entiendo qué es lo que está ocurriendo. No sé qué se cree, tal vez Maxwell le dijo que viniese ya que yo le pedí el divorcio. Es tan descarado que ya va a meter a su amante aquí a pesar de que todavía seguimos casados.Regreso hasta donde Landon y empujo los papeles en su dirección.—Creo que esto responde tu pregunta. Ese es el motivo —susurro. —Entiendo —dice con más profesionalismo del que esperaba.—¿Puedes tenerlo listo esta misma tarde? Por favor, lo n
CAPÍTULO 11: EXCUSA BARATAMe encierro en mi habitación y cierro la puerta con seguro para que no pueda entrar. Aunque eso no es ningún impedimento, él tiene las llaves de toda la casa. Me echo sobre la cama y lloro desconsolada. El dolor que siento oprime mi pecho y no me deja respirar. Un cólico insoportable azota mi vientre, este estrés no es bueno para mi embarazo, pero no puedo evitarlo. Rápidamente me tomo una de las pastillas que me mandó el doctor y trato de mantener la calma, pero es difícil. La traición me quema, incluso respirar es una tortura y con mis hormonas alteradas, las emociones se sienten mucho más intensas.Unos momentos después escucho su toque en la puerta.—Hannah, sal por favor, necesitamos hablar.—Vete, yo no tengo nada que hablar contigo —espeto desde la cama. Mi único consuelo es abrazar una enorme almohada, pero todo en este lugar me recuerda a él. Lo mucho que lo amo y lo mucho que me destroza que me haya engañado. —Hannah, no me obligues a entrar po
CAPÍTULO 12: ME VOY PARA SIEMPRELas palabras de Maxwell rondan mi cabeza toda la maldit4 noche. Apenas y puedo conciliar el sueño, pero mi decisión es irreversible. No pienso quedarme ni un minuto más en esta casa.Empiezo a armar mis maletas con la salida del sol. Una a una, guardo las prendas que me pertenecen. Cualquier otra cosa que él me haya regalado o se haya comprado con su dinero, no la quiero. Sé que es mi orgullo hablando por mí, pero me niego a llevarme ni una sola de las cosas que me vinculan a él. No quiero que tenga eso como una excusa para reclamarme algo en el futuro.He llorado tanto que ya me he quedado sin lágrimas, aun así, el dolor en mi pecho no aminora. Cuando he terminado de guardar mis cosas, arrastro la maleta por el suelo con parsimonia. Quiero irme sin que nadie lo note, en especial los gemelos.No obstante, antes de salir al pasillo escucho voces apresuradas.Me detengo en la puerta y pego el oído a la madera. Es Clara y Maxwell.—¿Es que no lo entiendes
CAPÍTULO 13: TODO TIENE UNA EXPLICACIÓNMaxwell«Llamas a esto ¿darme lo que necesito? No seas hipócrita Maxwell». No dejo de repetir esa frase en mi mente una y otra vez. Hannah merecía más de lo que le ofrecí, tiene razón. Ella merecía amor, respeto y apoyo, y yo fallé miserablemente en proporcionárselos. Ahora, siento cómo nuestro matrimonio se desintegra ante mis propios ojos, pero, aunque sé esto, no es lo que podía darle.Cuando conocí a Hannah estaba en el momento más vulnerable de mi vida. Había perdido a Celeste, la mujer que amé con locura, la madre de mis hijos, y a la que perdí por mi propia culpa.Era yo quien iba conduciendo ese día, fue mi culpa cruzar la avenida sin fijarme porque esa noche estábamos discutiendo. Las últimas palabras que le dije a mi esposa fueron “Ojalá que esto se acabe, así ya no seré una molestia para ti”. Para ser sincero, ni siquiera recuerdo por qué discutíamos. Estoy seguro de que era una tontería. Lo curioso es que ese día las cosas sí se ac
Clara Beaumont Maxwell va sumamente callado desde que subimos de vuelta en el auto. Y es que no esperaba que me saliese con la noticia de que ya está casado. Suspiro con fastidio, él ni siquiera se da cuenta. Aun así, mis planes no han cambiado, tengo que atrapar a Maxwell Kingsley sea como sea. Todavía recuerdo muy bien cuando mi hermanita gemela se casó con él. Desde que lo vi me pareció un bombón. Muy atractivo sin duda, pero lo que más me gustó de él fue su billetera. Sin duda mi hermana había conseguido un buen partido, pero era de ella y por más que quisiera, no iba a poder meterme en su relación. Él estaba muy enamorado, por eso ni me molesté en aparecerme en la boda, aunque sí que lo he visto más veces de lo que cree. Aprovechaba cuando Celeste se quedaba en casa con los niños y me colaba en su oficina fingiendo ser ella. Eso fue muy divertido, hasta que murió. Quisiera decir que me dolió su muerte, era mi gemela después de todo, pero ella y yo siempre nos odiamos. —¿Está
—¡Han! Kenda me abraza con fuerza al recibirme en la entrada de su casa. Tengo que ser honesta, no estaría haciendo esto si no estuviera desesperada. No soy de las que les gusta pedir ayuda, mucho menos me gusta incomodar a las personas, pero sé que Kenda es una gran amiga y aunque ella asegura que no es ninguna molestia, la verdad es que no pienso pasar muchos días aquí siendo un lastre. —Gracias por recibirme en tu casa Kenda, te prometo que no será por mucho. —Tonterías, no seas boba. Puedes quedarte aquí todo lo que necesites. Me hace pasar con mucha amabilidad. Su hogar es precioso. Sé que hace tiempo tenía un novio, pero hace tanto que no hablamos de esos temas que no sé si sigue con él. —Puedes ponerte cómoda —añade—, aquí nadie te va a molestar. —¿No se incomodará tu novio? Ella suelta una gran carcajada. —¿Cuál novio? Estoy soltera hace más de un año. Siento mis mejillas arder de la vergüenza. Soy una terrible amiga. —Oh, lo lamento, pensé que seguías con aquel chico
Maxwell Me colgó como si ya no le importara. Realmente pensé que ella recapacitaría, pero ahora me doy cuenta de que está hablando en serio. Hasta este momento ni siquiera había considerado la posibilidad de que Hannah se fuese de mi vida. Y es que me acostumbré tanto a su compañía, a su apoyo silencioso, a que soportase mis peores momentos, que nunca imaginé que ella se cansaría. Sin embargo, no pierdo las esperanzas, me alistaré y la veré en el hotel, algo me dice que dentro de su corazón todavía siente cosas por mí. Regreso a la casa para ver a mis hijos antes de salir. Sé muy bien que les dedico poco tiempo y que le he delegado demasiado la crianza a Hannah y a Francis. Pero eso no significa que no los ame, simplemente… mi vida se ha convertido en vivir en el trabajo para no sobre pensar demasiado las cosas. Ni bien abro la puerta, Lucas e Isaac corren a abrazarme. —¡Papá! —exclaman. Se lanzan sobre mí y por poco me hacen perder el equilibrio. —¿Cómo están mis pequeños camp
Clara Beaumont La cara de confundido de Maxwell no tiene precio. Por supuesto que no recordará nada, me aseguré de conseguir un medicamento para drogarlo que también afectase su memoria. Sonrío con fingida ingenuidad, mientras repaso en mi mente lo que hice. No sé si Katie estaría orgullosa de mí. Mi mejor amiga fue la que me enseñó ciertas tácticas de… conseguir lo que quiero a toda costa. Admito que lo más difícil fue colarme en su cuarto y desbloquear su celular para conseguir el número de la niñata esa. No me gusta reconocerlo, pero la chica es guapa; algo que seguramente fue lo que le atrajo a Maxwell. Tiene un cuerpo decente, pero eso es todo. Gracias a los empleados de esta casa y al mismo Maxwell, sé que la chica era su asistente antes de casarse con él en secreto. ¿Qué podría tener ella para que él le propusiese matrimonio? Es claro que no puede ofrecerle nada más que sex0, y eso suponiendo que lo haga bien. Es hija de una inmigrante y un americano y por lo que sé, está s