Justo a las 10 de la mañana, el sedán gris que conducía Kalila llegó frente a la imponente mansión de la familia Julian.

Kalila se había tomado la molestia de venir porque tenía que cambiarle el vendaje y asegurarse de que Julian tomara su medicación con regularidad.

Mientras abría la puerta de su coche, Kalila miró el reloj que llevaba en la muñeca. "Ay, seguro que he llegado muy tarde".

"Espero que Julian no esté durmiendo", deseó, mientras se apresuraba a entrar en la mansión super lujosa de la familia Stanley.

Para la gente normal, todavía era de día. Pero la medicación que tomaba Julian normalmente lo hacía dormir a estas horas.

Kalila fue recibida por los sirvientes. Ya formaba parte de la familia Stanley. Así que le dieron acceso libre a Kalila.

Como ya conocía cada rincón de esta imponente casa, Kalila se dirigió inmediatamente al segundo piso. Donde estaba la habitación de Julian.

Clic.

"Hola", saludó Kalila cuando sus ojos se encontraron con los del apuesto hombre que estaba