La luna llena estaba cerca, habían pasado algunos días desde lo que le había pasado a Helena, desde que estaba en una especie de shock acostada en la cama con dosel, quería levantarse, desatar todo el poder que tenía contra el odioso , repulsivo Lance Chase.

Por todo lo que había hecho.

Pero se sentía inútil, incapaz, era como si él le hubiera quitado todas sus fuerzas, y eso la aterrorizaba, Helena pasaba días en la cama dándole vueltas en la cabeza a cada instante de aquella violencia... fácil, como que suceda. Y lo que es peor, ¿le diría Lance a alguien?

Entonces recordó cuán sensibles eran los lobos a los olores, cualquier miembro de la manada que se acercara a ella lo sabría. Lo sabría de inmediato.

Eso no podría pasar. Nunca.

Dos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos, Helena se quedó en silencio, si fuera Lance Chase la abriría sin importar lo que dijera, ya que lo que pasaba venía a sus habitaciones cada dos días, el golpe en la puerta fue solo para alertar- su inf