La manada apareció a la vista cuando aceleró aún más el paso. Fue cauteloso con su entorno asegurándose de que ningún pícaro los hubiera seguido hasta la manada debido a su olor. Pasó a los guerreros en patrulla y no lo detuvieron sabiendo que era su Alfa. Llegó a su mansión y se detuvo en la puerta principal.

Notó que su cuerpo temblaba cuando se agachó sobre sus piernas tambaleantes. Ella tropezó, pero él la sostuvo con la cabeza y la ayudó a acercarse a la puerta. Una vez que ella agarró el pomo de la puerta, él le indicó que entrara.

Con los ojos nublados, entró y luego subió tambaleándose las escaleras hasta su habitación.

Draken entró mientras se movía. Cerrando la puerta, se dirigió a su habitación y se puso su sudadera y su camisa. Sabía que si se movía frente a ella se sentiría incómoda sabiendo que ya estaba en celo. Esta no fue la decisión más sabia a tomar.

Draken se quedó mirando su herida. Ha empeorado.

En lugar de tratarlo, camino hacia su habitación. Draken respiró pro