En la clínica, la señora Daniella coloca dentro de su cartera un medicamento peligroso.

— ¿Para qué es eso?— Cuestiona su esposo, ella puede disponer de lo que quiera, pero ese medicamento en particular es muy peligroso.

— Es para una amiga, su madre tiene una metástasis muy avanzada, no hay mucho que hacer, le aliviara el dolor. — Le responde ella a su esposo le da un beso y sale de la farmacia, él la mira con cautela, últimamente su esposa ha estado actuando extraño.

—Hoy mismo me ocupo de matar al engendro que se gesta en el vientre de la bastarda, si mi hija no puede ser feliz ella tampoco, borrare la maldita sonrisa perenne que lleva en el rostro. — Se promete así misma la Doctora Smith, mientras se dedica a sus labores dentro de la clínica.

Todo parece normal, Serena se encuentra en sus prácticas, tratando de concentrarse en el trabajo, después de la aparición de Gerard no ha tenido un instante de paz, solo el trabajo duro hace que por un momento olvide sus problemas.

De pronto