Ángela se encuentra en la cama de Nikolai, después de días de secuestro y tensión. Aunque inicialmente se sintió incómoda, la seguridad y la protección que Nikolai le ofrece la han hecho sentirse más tranquila.Ella está acostada boca abajo, su rostro hundido en la almohada. Nikolai se acerca a la cama, su mirada fija en la espalda de Ángela.—Estás segura —dice Nikolai, su voz baja y suave—. Estás a salvo conmigo.Ángela asiente, su respiración agitada. Siente cómo Nikolai se acerca a ella, su cuerpo cercano al suyo.Nikolai toma un cubo de hielo de la copa de wiski que dejó en la mesita de noche. Lo sostiene en su mano, sintiendo el frío que emana de él.—Quiero que te sientas viva —dice Nikolai, su sonrisa seductora—. Quiero que te sientas mía.Ángela siente un estremecimiento cuando el hielo toca su espalda. Nikolai la acaricia con suavidad, trazando líneas que recorren su columna vertebral. Luego, desliza el hielo por sus nalgas, y Ángela siente un escalofrío de placer.Nikolai c
Nikolai se sienta en su oficina, detrás de su escritorio de madera oscura.—Señor Nikolai, tengo información actualizada sobre la búsqueda de James y Mariana —dice el investigador, su voz seria.Nikolai se inclina hacia adelante, su mirada fija en el investigador.—¿Qué han encontrado? —pregunta Nikolai, su voz llena de anticipación.—Desafortunadamente, ambos escapan —informa el investigador—. Nuestros hombres buscan en todos los lugares posibles, pero no los han encontrado.Nikolai frunce el ceño, su mente trabajando a toda velocidad.—¿Cómo es posible? —pregunta Nikolai—. ¿No tenemos vigilancia en los aeropuertos y estaciones de tren?—Sí, señor —responde el investigador—. Pero parece que encuentran una forma de evadir la vigilancia. Estamos revisando las grabaciones de seguridad y no hay rastro de ellos en ningún lugar.Nikolai se levanta de su silla y comienza a caminar alrededor de la habitación, su mente en ebullición.—¿Y qué hay de los informantes? —pregunta Nikolai—. ¿Alguie
La noche cae sobre la ciudad, y el apartamento de Nikolai está bañado en una suave luz tenue. La habitación está en silencio, solo interrumpido por el sonido del agua que corre en la bañera. Nikolai y Ángela están sumergidos en el agua caliente, rodeados de espuma de jabón que huele a lavanda.Ángela frota los hombros de Nikolai con suavidad, haciendo que se relaje bajo su tacto. La luz de la luna se refleja en el agua, creando un efecto hipnótico que parece hacer que el tiempo se detenga.—¿Qué piensas hacer ahora? —pregunta Ángela, su voz suave y preocupada.—Lo único que me preocupa es mi abuelo —responde Nikolai, su voz baja y pensativa—. El impacto que va a recibir al saber que su propio hijo... el hijo que adoptó... mató a su hijo de sangre.Ángela sigue frotando sus hombros, intentando aliviar la tensión que se acumula en su cuerpo.—Es horrible —dice—. No puedo imaginar cómo se sentirá al descubrir que James es capaz de algo así.—Además —continúa Nikolai—, James resultó ser u
Después de una horrible noche, Mariana yacía destrozada sobre la cama, llorando desconsoladamente. Su cuerpo estaba cubierto de moretones y su alma estaba llena de dolor. Pensaba en James y cómo había sido capaz de dejarla con ese monstruo.De repente, la puerta se abrió y James ingresó a la habitación. Mariana se cubrió la cara con las manos, incapaz de mirarlo.—No me toques —dijo, su voz temblorosa—. No me toques nunca más.James se acercó a ella, intentando abrazarla, pero Mariana se apartó.—¿Cómo pudiste hacerme esto? —gritó—. ¿Cómo pudiste dejarlo hacerme eso?James se miró las manos, como si no supiera qué decir.—Me violó —dijo Mariana, su voz llena de dolor—. Me violó por tu culpa. Tú necesitas nada para detenerlo.James se miró a Mariana, su rostro lleno de culpa.—Lo siento, Mariana —dijo—. Lo siento mucho. Pero tuve que dejarlo hacerlo. Nos amenazó con llamar a la policía y tú sabes el problema en el que estamos metidos.Mariana se rió, una risa amarga y llena de dolor.—
Nikolai se apoya en el marco de la puerta de la cocina, observando a Angela mientras mueve con destreza los utensilios y sartenes. La luz de la luna que entra por la ventana ilumina su cabello oscuro y destaca la serenidad de su rostro. El aroma de verduras frescas y especias llena el aire.— ¿Qué estás haciendo? —pregunta Nikolai, rompiendo el silencio.Angela se vuelve hacia él, sonriendo ligeramente.— Estoy preparando algo para Mariana —responde—. Necesita nutrientes para recuperarse.Nikolai se acerca a ella, observando la habilidad con que corta las verduras.— Tú eres increíble —dice Nikolai, con admiración.Angela se detiene un momento, mirándolo con curiosidad.— ¿Por qué lo dices? —pregunta.— Es increíble que estés haciendo esto por Mariana, después de todo lo que te hizo —explica Nikolai—. Secuestro, abuso... podría entender si la odiaras.Angela vuelve a cocinar, su expresión pensativa.— Mariana es la única amiga que siempre he tenido —dice—. A pesar de todo, nunca le he
Mariana comienza a recuperar el conocimiento, lentamente abriendo los ojos. Está acostada en la cama de huéspedes, con un doctor sentado junto a ella, tomando su pulso. Ángela está parada al final de la cama, observando con preocupación cómo su amiga se recupera.El doctor sonríe tranquilizadoramente.— Hola, Mariana. ¿Cómo te sientes? —pregunta.Mariana parpadea, confundida.— ¿Dónde... estoy? —tartamudea.— Estás en la casa de Nikolai —responde el doctor—. ¿Recuerdas tu nombre?Mariana asiente lentamente.— Mariana... —dice.El doctor sonríe.— Excelente. ¿Y tu edad?Mariana piensa un momento.— 25... años —responde.El doctor asiente.— Muy bien. ¿Recuerdas qué pasó antes de desmayarte?Mariana mira a Ángela, luego vuelve a mirar al doctor.— El detective... —dice—. Estaba aquí.El doctor asiente.— Sí, el detective está aquí. Pero no te preocupes, estás a salvo.Ángela se acerca a la cama, tomándole la mano a Mariana.— Estoy aquí contigo, Mariana —dice—. No te voy a dejar sola.M
Mariana, exhausta y aterrorizada, intenta defenderse mientras las tres mujeres la empujan de un lado a otro, como si fuera una pelota. Su cuerpo se sacude con cada golpe, y su mente se llena de pánico.En un momento de desesperación, Mariana saca la mano y le da una bofetada a una de las mujeres, intentando detener la agresión. Sin embargo, su acción solo parece enfurecer a las atacantes.Las mujeres se vuelven más violentas, y Mariana siente un golpe fuerte en su estómago. Ella se dobla, y las mujeres la tiran al piso, donde comienzan a golpearla y patearla sin piedad.Mariana grita de dolor y terror, pidiendo que se detengan.— ¡Por favor! ¡Dejen de hacerlo! —grita, su voz ahogada por los sollozos.Pero las mujeres no cesan. Siguen golpeándola, su risa cruel y sus insultos llenando el aire.Mariana se pregunta, en medio del caos, por qué le está pasando esto. ¿Qué hizo para merecer este trato? ¿Por qué estas mujeres la odian tanto?— ¿Por qué? —suplica, su voz apenas audible—. ¿Por
Ángela se acerca a la celda de Mariana, su corazón latiendo con anticipación. Al ver a Mariana, su rostro se llena de preocupación. Mariana está sentada en el suelo, su cara golpeada y magullada.—¿Qué te pasa? —pregunta Ángela, su voz llena de emoción.Mariana levanta la mirada hacia Ángela, sus ojos llenos de lágrimas.—Unas mujeres... que están aquí conmigo... me golpean —tartamudea.Ángela se siente un escalofrío en la espalda. Mariana se levanta y se aferra a los barrotes de la celda, su desesperación palpable.—Por favor, Ángela... sácame de aquí —suplica Mariana, su voz llena de angustia—. No puedo soportar más.Ángela se acerca a los barrotes, su corazón lleno de compasión.—Tranquila, Mariana —dice—. Voy a tratar de mejorar la situación. No te preocupes.Mariana solloza, su cuerpo temblando.—Lo siento, Ángela... lo siento mucho —dice, su voz llena de arrepentimiento—. Estoy pagando con creces por todo lo que te hice. Por favor, ayúdame.Ángela mira a Mariana con una mezcla d